2/21/2014

"Far South" en 365 Comics por Año

20/ 02: FAR SOUTH

Otro team-up entre guionista uruguayo y dibujante argentino y van... Esta vez, el ya consagradísimo Rodolfo Santullo forma equipo nada menos que con Leandro Fernández, un gran dibujante argento con muchísima obra publicada en EEUU, pero poco conocido en nuestro país. El resultado es una historieta muy atractiva, muy fiel al estilo de Santullo, a la que Fernández le aporta muchísimo con su solidez y su experiencia para el thriller aventurero.
Las historias de Far South amagan con ser autoconclusivas, hilvanadas sólo por la presencia de la pulpería de Montoya, que funciona como nexo, como punto de encuentro entre personajes muy distintos, como funcionaba el bar de Joe en las historietas de Muñoz y Sampayo o la tetería del Oso Malayo en las de David Rubín. Pero es un amague, nomás. Y si ya te lo comiste en Dengue, acá ya estabas prevenido, ya olfateabas que Santullo estaba por pegar el zarpazo, por hacer un pase mágico y lograr que estas historias que al principio parecen inconexas, se vinculen de un modo cada vez más estrecho y más manifiesto. Tanto que para el final no sabés si leíste varias historias cortas o una novela gráfica dividida en episodios.
Ambientadas en una zona rural que puede ser de Argentina o de Uruguay, en una década que podría ser la de 1920, las historias de este Far South están salpicadas de violencia, corrupción, lujuria, sangre, injusticias y -sobre todo- venalidad. El concepto de “los buenos” no existe. Acá no hay buenos. A lo sumo veremos a alguno de estos tipos y minas duros e inescrupulosos tener algún gesto honorable, mostrar algún mínimo respeto por los códigos. Santullo mete a los personajes en situaciones extremas, donde la propia venalidad de los mismos, su propia ambición y falta de reparos a la hora de perseguir el billete o el poder ajenos, los hace jugarse la vida en persecuciones, tiroteos, peleas con armas blancas o incluso en garches bastante hot. Como la guita y los corchazos, los personajes van y vienen y los que en un relato son protagonistas, en otro pueden ser antagonistas, secundarios, o manipular la acción desde las sombras. Para que esto funcione armoniosamente hace falta un guionista muy hábil y acá reluce una vez más la chapa de Santullo, a quien le fascina el mundo del hampa y los marginales, sobre todo cuando lo puede explorar acá nomás, en nuestro Río de la Plata.
El trabajo de Leandro Fernández al frente de la faz gráfica es exquisito. Como a todos los ex-asistentes de Eduardo Risso, se le notan un poco algunos tics heredados del maestro, sobre todo cuando trabajan en blanco y negro y le ponen todas las fichas al claroscuro. En la comparación con Risso, Fernández pierde claramente a la hora de dibujar minitas: las del maestro son bastante más lindas. Pero le va muy bien a la hora de la síntesis, cuando para sumarle fuerza expresiva a los rostros, Leandro les saca elementos, los simplifica. Y además se juega a rostros menos reales, más caricaturescos (o más grotescos, incluso), por ahí más cercanos a los de un Horacio Domingues, un Alberto Dose o un Dante Ginevra que a los del león de Leones. Por supuesto, Fernández la rompe en la composición de las viñetas y no falla jamás ni en la narrativa ni en la integración de la referencia fotográfica a su estética oscura, marcada por los climas sórdidos y ominosos. Y otra cosa que le suma fantastillones de puntos a Leandro son esas ilustraciones a color directo con las que abre cada una de las cinco historias de este libro.
Que parece que son apenas las primeras cinco, porque Santullo y Fernández están preparando nuevas, en parte porque este libro anduvo muy bien y en parte porque Far South despertó el interés de Dark Horse, que la quiere publicar en EEUU en un tomo más voluminoso que el que tengo yo en la mano. No sé cómo va a hacer Santullo para integrar en una historia mayor a las historias “menores” que vimos acá, porque son pocos los personajes que sobreviven. Pero le tengo fe. Si todavía no te diste una vuelta por la pulpería de Montoya, no lo dudes: Santullo y Fernández te están esperando, acodados en la barra, para contarte un puñado de historias tremendas, con mucha mala leche, mucho impacto y un gran nivel tanto en guiones como en dibujos.

Andrés Accorsi

http://365comicsxyear.blogspot.com/2014/02/20-02-far-south.html

2/11/2014

"La Comunidad" en 365 Cómics por Año

06/ 02: LA COMUNIDAD

Hoy cortito, porque tengo poco tiempo.
Este trabajo marca un nuevo pico en la producción conjunta entre el guionista uruguayo Rodolfo Santullo y el dibujante argentino Marcos Vergara, a los que ya vimos colaborar en Valizas y Cena con Amigos.
La Comunidad es una historieta extrema, a todo o nada, sin medias tintas, gobernada principalmente por la tensión, por una tensión exasperante. Me acuerdo que en la reseña de Valizas yo subrayaba la capacidad de Santullo de generar tensión y ponernos nerviosos cuando en realidad pasaba muy poco. Bueno, acá pasa de todo.
La historia es intensa, violenta, por momentos asfixiante. Como en Lord of the Flies, a medida que se deterioran los vínculos solidarios y la cultura y la civilización dejan lugar al “sálvese quien pueda”, la cosa se pone tan espesa, que uno sólo quiere que se termine. Y eventualmente se termina, justo cuando nos enteramos cómo enganchan las escenas de los militares y el camión con todo lo demás. Este es el pase mágico de Santullo, su toque de genialidad.
En las dos secuencias que transcurren en paralelo hay excelentes diálogos que definen muy bien a los personajes. La gran diferencia es que en la línea de los militares Santullo juega a mostrar un procedimiento, un trámite, como mucho un clima que en algún momento se va a enrarecer, mientras que en la línea de Brian, el Miope y el Pincho, el tono es mucho más “in your face” y la acción y la espectacularidad no se hacen rogar en lo más mínimo.
Lo cual constituye un enorme desafío para Marcos Vergara, que creo que nunca habia dibujado una historieta con tanta acción y tanto vértigo como La Comunidad. Una vez más, el prócer de San Nicolás sale muy bien parado y hasta logra transmitirnos la sensación de que a EL MISMO le causan escozor las animaladas que Santullo le hace dibujar. La frialdad de los militares y la salvajada de los... salvajes cobran vida y pegan fuertre gracias al trazo de Vergara, que –según cuenta en el libro- dibujó estas páginas con birome, una herramienta atípica en la historieta argentina actual (me acuerdo que Leo Manco le entraba con la birome a los guiones que le mandaban de Marvel en los ´90) a la que el autor le saca un provecho increíble.
La Comunidad bien podría llamarse La Genialidad. Es una historieta realmente perfecta, perturbadora y definitiva, de esas que se te quedan impregnadas en la mente mucho, mucho tiempo, hasta que te olvides de lo que era una cerca eléctrica.

Andrés Accorsi

http://365comicsxyear.blogspot.com/2014/02/06-02-la-comunidad.html