En setiembre de nuevo en Fierro
Me pone muy contento anunciar que continúa nuestra aventura junto a Dante Ginevra en las páginas de la revista argentina. En su próximo número "Una noche cualquiera".
8/31/2010
8/29/2010
"Acto de Guerra" en Hablando del Asunto
Historieta y memoria
Por Federico Reggiani
A propósito de Acto de Guerra, de Santullo y Bergara.
El año pasado, quise escribir sobre las relaciones entre historieta y política y sobre la escasez de historietas políticas. No pude, porque el problema, según me hicieron descubrir, tenía que ver con otras relaciones: la historieta con la realidad (o con el efecto de realidad), la historieta con la actualidad. Y no con la actualidad entendida como “lo que sale en el diario cada día”, sino con la actualidad pensada como aquellos problemas que se discuten de manera contemporánea.
No llegué muy lejos. Por suerte, el mundo de la historieta se las arregla para ayudarme: la editorial Belerefonte de Montevideo acaba de publicar Acto de guerra, un libro de historietas de Matías Bergara (dibujos) y Rodolfo Santullo (guión).
El libro, premiado por los “Fondos Concursables“ del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en la categoría “novela gráfica” (existen esos fondos y esa categoría, me da mucha envidia), incluye cuatro historietas relativamente extensas ambientadas en los años de la dictadura cívico militar uruguaya. Cada capítulo incorpora, como prólogo, textos de varios protagonistas de esos años: militantes, víctimas, exiliados.
Varias cuestiones me parece que son dignas de destacar en este libro. En principio, aquellos valores que podríamos llamar “técnicos” si no fuera cada vez más evidente el absurdo de disociar forma y contenido. De Santullo y Bergara ya conocíamos otra novela gráfica excelente, Los últimos días del Graf Spee. En Acto de Guerra el dibujo gana en potencia: un registro de manchas y suciedad que parece perfecto para las historias duras que cuenta Santullo, historias de sangre y barro. La mancha, sin embargo, acompaña una narración clara, de una fluidez notable. Cada trabajo de Santullo, por su parte, (alguna vez comenté por acá su Cena con amigos) lo ubica como uno de los mejores guionistas que hayan dado estas costas en los últimos años, y muestra además que puede moverse en registros muy variados: el respeto a las leyes de un género, el cuidado documental, la reflexión sobre la memoria.
La cuestión de la memoria –una palabra que, por fetichizada, cada vez me gusta menos– es un punto básico en este libro, que la tematiza en su misma concepción. ¿Cómo hablar de un pasado atroz? ¿Basta con el testimonio, o es necesario el juego de la ficción? Una suerte de disculpa final (quizás motivada por origen estatal del financiamiento, o por el poder mismo de lo testimonial), da cuenta de esta tensión que no se resuelve: las historias están basadas en hechos reales, se nos dice, pero a la vez son “enteramente ficcionales”. Mucho más interesante es el choque que se produce entre las historietas mismas y los relatos testimoniales. Estos se presentan, como todo testimonio, validados por la verdad de un sufrimiento que les aporta una plenitud inalcanzable para una ficción, pero a la vez no tienen la estructura que la ficción ofrece, sobre todo cuando se presenta con la solidez y la precisión de los guiones de Santullo. La elección de los puntos de vista en la historieta (un derecho de la ficción que el testimonio pierde) es reveladora. Los primeros tres capítulos se cuentan desde la mirada del poder y sus instrumentos: están narrados a partir del punto de vista de un delator, del comandante de un procedimiento, de dos policías que protagonizan un paso de comedia divertido y siniestro. Esta elección abre una posibilidad de pensar acontecimientos que el testimonio sólo puede leer desde la experiencia de la víctima. Otra elección muy interesante es evitar el regodeo en la tortura o el confinamiento: no hay puras víctimas, sino militantes que se encuentran, discuten, combaten.
Acto de guerra es un libro notable porque es una excelente historieta, claro, pero, además, porque asume como si fuera habitual –sin subrayarlo, sin afán pedagógico– que una historieta pueda dedicarse a narrar hechos políticos o históricos y a dar cuenta de la materialidad de lo real.
http://www.hablandodelasunto.com.ar/?p=7037 (13/08/2010)
Historieta y memoria
Por Federico Reggiani
A propósito de Acto de Guerra, de Santullo y Bergara.
El año pasado, quise escribir sobre las relaciones entre historieta y política y sobre la escasez de historietas políticas. No pude, porque el problema, según me hicieron descubrir, tenía que ver con otras relaciones: la historieta con la realidad (o con el efecto de realidad), la historieta con la actualidad. Y no con la actualidad entendida como “lo que sale en el diario cada día”, sino con la actualidad pensada como aquellos problemas que se discuten de manera contemporánea.
No llegué muy lejos. Por suerte, el mundo de la historieta se las arregla para ayudarme: la editorial Belerefonte de Montevideo acaba de publicar Acto de guerra, un libro de historietas de Matías Bergara (dibujos) y Rodolfo Santullo (guión).
El libro, premiado por los “Fondos Concursables“ del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en la categoría “novela gráfica” (existen esos fondos y esa categoría, me da mucha envidia), incluye cuatro historietas relativamente extensas ambientadas en los años de la dictadura cívico militar uruguaya. Cada capítulo incorpora, como prólogo, textos de varios protagonistas de esos años: militantes, víctimas, exiliados.
Varias cuestiones me parece que son dignas de destacar en este libro. En principio, aquellos valores que podríamos llamar “técnicos” si no fuera cada vez más evidente el absurdo de disociar forma y contenido. De Santullo y Bergara ya conocíamos otra novela gráfica excelente, Los últimos días del Graf Spee. En Acto de Guerra el dibujo gana en potencia: un registro de manchas y suciedad que parece perfecto para las historias duras que cuenta Santullo, historias de sangre y barro. La mancha, sin embargo, acompaña una narración clara, de una fluidez notable. Cada trabajo de Santullo, por su parte, (alguna vez comenté por acá su Cena con amigos) lo ubica como uno de los mejores guionistas que hayan dado estas costas en los últimos años, y muestra además que puede moverse en registros muy variados: el respeto a las leyes de un género, el cuidado documental, la reflexión sobre la memoria.
La cuestión de la memoria –una palabra que, por fetichizada, cada vez me gusta menos– es un punto básico en este libro, que la tematiza en su misma concepción. ¿Cómo hablar de un pasado atroz? ¿Basta con el testimonio, o es necesario el juego de la ficción? Una suerte de disculpa final (quizás motivada por origen estatal del financiamiento, o por el poder mismo de lo testimonial), da cuenta de esta tensión que no se resuelve: las historias están basadas en hechos reales, se nos dice, pero a la vez son “enteramente ficcionales”. Mucho más interesante es el choque que se produce entre las historietas mismas y los relatos testimoniales. Estos se presentan, como todo testimonio, validados por la verdad de un sufrimiento que les aporta una plenitud inalcanzable para una ficción, pero a la vez no tienen la estructura que la ficción ofrece, sobre todo cuando se presenta con la solidez y la precisión de los guiones de Santullo. La elección de los puntos de vista en la historieta (un derecho de la ficción que el testimonio pierde) es reveladora. Los primeros tres capítulos se cuentan desde la mirada del poder y sus instrumentos: están narrados a partir del punto de vista de un delator, del comandante de un procedimiento, de dos policías que protagonizan un paso de comedia divertido y siniestro. Esta elección abre una posibilidad de pensar acontecimientos que el testimonio sólo puede leer desde la experiencia de la víctima. Otra elección muy interesante es evitar el regodeo en la tortura o el confinamiento: no hay puras víctimas, sino militantes que se encuentran, discuten, combaten.
Acto de guerra es un libro notable porque es una excelente historieta, claro, pero, además, porque asume como si fuera habitual –sin subrayarlo, sin afán pedagógico– que una historieta pueda dedicarse a narrar hechos políticos o históricos y a dar cuenta de la materialidad de lo real.
http://www.hablandodelasunto.com.ar/?p=7037 (13/08/2010)
8/27/2010
Acero Líquido, de Mazzitelli y Alcatena
Pues si, a pedido popular llega una de las obras definitivas de la increiblemente talentosa dupla argentina, fantástica novela gráfica de 280 páginas que engalanara las páginas de la desaparecida revista Skorpio, por primera vez recopiladas en libro en esta parte del mundo. Por otra parte, los originales fueron escaneados (por el propio Alcatena) y el libro rotulado para esta ocasión. "Acero Líquido" como nunca lo has visto.
Se trata además de la cuarta coedición con nuestros hermanos Loco Rabia en nuestra colección conjunta "Charquito". Se presentará a fines de setiembre en Argentina, como parte de los festejos del Mes de la Historieta de dicho país y llegará a nuestras costas en octubre.
Pues si, a pedido popular llega una de las obras definitivas de la increiblemente talentosa dupla argentina, fantástica novela gráfica de 280 páginas que engalanara las páginas de la desaparecida revista Skorpio, por primera vez recopiladas en libro en esta parte del mundo. Por otra parte, los originales fueron escaneados (por el propio Alcatena) y el libro rotulado para esta ocasión. "Acero Líquido" como nunca lo has visto.
Se trata además de la cuarta coedición con nuestros hermanos Loco Rabia en nuestra colección conjunta "Charquito". Se presentará a fines de setiembre en Argentina, como parte de los festejos del Mes de la Historieta de dicho país y llegará a nuestras costas en octubre.
8/06/2010
Rescatando algunas columnas radiales
Me habían quedado un par en el tintero:
El Edificio, obra maestra de Will Eisner, aquí:
http://audiomaquina.blogspot.com/2010/07/rodolfo-santullo-el-edificio-y-will.html
y Yojimbo, en la semana de Akira Kurosawa (y la evidencia de que hablo de todo yo), aquí:
http://audiomaquina.blogspot.com/2010/07/rodolfo-santullo-se-fue-al-cine-yojimbo.html
Me habían quedado un par en el tintero:
El Edificio, obra maestra de Will Eisner, aquí:
http://audiomaquina.blogspot.com/2010/07/rodolfo-santullo-el-edificio-y-will.html
y Yojimbo, en la semana de Akira Kurosawa (y la evidencia de que hablo de todo yo), aquí:
http://audiomaquina.blogspot.com/2010/07/rodolfo-santullo-se-fue-al-cine-yojimbo.html
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