6/13/2007

Eran 300 marines




Cómic convertido en cine de propaganda (un analisís bastante tardío de 300)

“Nuestros soldados mueren lejos de casa” dice la mujer “defendiendo la libertad de todos nosotros. Hemos todos de movilizarnos en guerra, para que nuestros ideales de libertad, justicia y razón no sean destruidos”
Estas declaraciones, que bien podrían ser las de la propia Condoleeza Rice alegando frente al Congreso de los EEUU a favor de la guerra en Irak, son, palabra más palabra menos, un parlamento de la Reina Gorgo en “300”. Está película, un relativo reciente estreno en nuestras carteleras, adapta la novela gráfica de Frank Miller (un autor mencionado frecuentemente en estas páginas). La obra narra la batalla que enfrentara a un puñado de soldados espartanos, los 300 del título para ser precisos, contra la aplastante invasión persa liderada por el Rey Jerjes, allá por el 480 A.C.
La adaptación cinematográfica, a cargo del director Zack Snyder, repite la forma de otra adaptación del cómic al cine, también adaptando una obra de Miller: “Sin City” (donde Robert Rodríguez probó que nuestro autor era una opción rentable al celuloide), donde el uso de fondos verdes (en el caso de “300” celestes) permitía armar cada escena replicando prácticamente las viñetas del cómic. Ahora, si bien es mayoritariamente cierto que la novela gráfica está incluida al completo en la película, “300” se permite una serie de agregados que la transforman directamente en un panfleto político (lectura que podía estar, más solapada, en la novela gráfica original). Toda la secuencia protagonizada por Gorgo, agregada en la película ya que en el cómic aparece tan sólo una media docena de viñetas, donde enfrenta a un traidor vendido al poder persa que quiere evitar que Esparta vaya a la guerra (un demócrata, quizás?) está teñida por lo peor de los mensajes pro guerra.

Una rápida lectura del mensaje de la película sería una protesta ante la ineficacia de los políticos que impide el envío de más soldados al frente, donde los que allí caen son tanto héroes como mártires que defienden la libertad. No es casual, que numerosas críticas del filme han coincidido que más que espartanos, sus protagonistas parecen ‘marines’ (el cuerpo de ‘elite’ estadounidense).
Parlamentos como el que abre esta nota cargan todo el transcurrir de la película, por lo que no extraña que Irán (país donde estaría hoy instalado el imperio Persa y un siempre posible próximo objetivo de la administración Bush) la haya interpretado como un ataque directo y hasta “una declaración de guerra”. “El filme saquea el pasado histórico de Irán e insulta a su civilización" afirmó Javad Shamaqdari, consejero cultural del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y agregó "A partir de la Revolución Islámica en Irán, Hollywood y las autoridades culturales norteamericanas iniciaron estudios para ingeniárselas para atacar la cultura iraní y ciertamente, esta película es fruto de tales estudios". En la película, no así en la novela gráfica donde tanto espartanos como persas son presentados de una manera más neutra, se idealiza a los 300, así como se demoniza a los persas, transformando a sus soldados en monstruos (“pareciera que vienen de Mordor en lugar de Persia” afirmó muy acertadamente Gonzalo Curbelo en la crítica a esta película realizada en “La Diaria”) y transformándolos en seres capaces de la peor masacre.
“300” significa el punto más alto alcanzado por esta suerte de invasión de adaptaciones de cómic al cine que, aprovechando paralelismos evidentes en la idealización de los personajes, los usa de bandera propagandística. Es fácil aprovechar al superhéroe, que a los efectos los 300 espartanos de la película no son otra cosa, para simbolizar la lucha por mantener en alto los valores de EEUU. No es extraño, ya que los propios cómics de superhéroes se han hecho eco en la campaña post 11/09 dando pie a patrioteras historietas con casi todos sus personajes (llegando al punto de tener una tapa con El Increíble Hulk, famoso descerebrado, sosteniendo en alto la bandera de los EEUU).
El superhéroe viene como anillo al dedo a la propaganda. Representa en sí mismo un referente ideal en su batalla diaria por mantener el status quo, que culmina con éxito en casi todos los casos. Aprovechar este modelo como ejemplo de victoria es extremadamente sencillo en un mundo de blancos y negros como Hollywood y es una manera fácil de impartir triunfalismo.

Llama la atención además, que la obra adaptada que ha provocado tanto conflicto sea de Frank Miller. Este, uno de los más talentosos y reputados artistas del noveno arte norteamericano, parece empecinado en adoptar actitudes que lo vuelven un blanco perfecto para todo liberal que se precie. Aplaudió públicamente la adaptación de su trabajo, así como lo hizo toda la derecha ultra conservadora norteamericana. Miller es acusado de reaccionario frecuentemente, tanto por sus obras como por sus declaraciones (“Ahora creo que el patriotismo no es un viejo y sentimental engreimiento. Es auto preservación. Creo que el patriotismo es central para la supervivencia de una nación” son tan sólo parte de algunas de sus declaraciones que publicara Brecha el 24/11 de 2006). No hace mucho, previo a esta polémica, ya había sacudido a los musulmanes al declarar que enfrentaría en los cómics a Batman con Al-Qaeda. “Todo lo que hay en mi novela está en la película” declaró Miller en una reciente entrevista sobre “300” “pueden haber algunos sutiles cambios, algunas cosas retiradas y otras añadidas, pero esta película es mi libro, realmente. Son buenos tiempos para contar este tipo de películas porqué en el caso de "300" tienes trescientos soldados contra las hordas del Medio Oeste, de Persia. Solo hay que aplicar las matemáticas: es un cuento atemporal."
Algunas voces procedentes de la producción de la película no han tardado en responder a las airadas protestas iraníes. “Nunca nos reportamos al Irán de hoy o a la Persia de hace 2.500 años”, afirmó el brasileño Rodrigo Santoro quien en la película interpreta (increíblemente metamorfoseado) al Rey Jerjes "“Lo divertido es que, en Estados Unidos, muchos compararon a Jerjes con el presidente George W. Bush” añadió. Y Zack Snyder, su director, declaró “Hemos despreciado los hechos históricos, tal como ocurre en el teatro, en los cómics y en las óperas” y hasta se permitió una velada crítica “Bush es el presidente de Estados Unidos, pero no representa el país, porque muchos no están de acuerdo con él”.
Cabe aclarar, sin embargo, que no toda respuesta proveniente de EEUU ensalzó los posibles logros de “300”. Por ejemplo el New York Times afirmó que es "igual de violenta que Apocalypto (del a su vez polémico Mel Gibson), pero el doble de estúpida". Mientras que del Washington Post opinaron "Decidle a los espartanos que su sacrificio no fue en vano; el largo día del guerrero, bajo la sombra de miles de flechas que caen del cielo, logró proteger el Oeste y garantizar, muchos años después, el derecho de unos idiotas a hacer películas muy malas sobre ello".

Curiosamente “300” no es una mala película (al humilde entender de quien firma), sino más bien todo lo contrario (siempre y cuando uno consiga digerir la propaganda o hacer de cuenta que no está allí). Alcanza niveles épicos en sus batallas, tiene un sólido reparto y entretiene, condición básica del cine de propaganda. Ejemplos como las incontables películas de guerra con John Wayne o el más reciente Rambo de Sylvester Stallone sólo lo confirman.

Por su parte, el cine de propaganda parece ser una condición inherente a todos los imperios. No hay que bucear demasiado en la memoria para recordar a Leni Riefenstahl y su propaganda del nazismo en películas como “Der Sieg des Glaubens” (La Victoria de la Fe de 1933), "Trumph Des Willens" (El Triunfo de una Voluntad de 1935) o “Olimpia: Fest Der Völker” (Olimpíada de 1938) consideradas magníficos ejemplos de cine hoy en día a pesar de aquello que festejan, o películas como “Bronenosets Potyomkin” (El acorazado Potemkin de 1925) y “Oktyabr” (Diez días que sacudieron al mundo de 1928) de Sergei Eisenstein y su clara propaganda del sistema socialista, que a su vez son emblemáticas muestras del séptimo arte.
Cabe preguntarse si expresiones como “300” no significan otra muestra que pasará a la historia, en este caso como propaganda del imperialismo estadounidense o si simplemente será recordada como un muy buen ejemplo de cine de entretenimiento.

Rodolfo Santullo

6 comments:

Carlocuaz said...

No creo que se haya de hacer una lectura política de todo. La película entretiene, que es lo que importa. ¿Para qué darle más vueltas?

Grupo Belerofonte said...

Coincido plenamente que entretiene y que probablemente eso sea lo más importante. Y es más, de no querer hacer una lectura política del asunto, entretiene a lo grande. Yo simplemente señalo algunos puntos que me resultaron un tanto evidentes, pero no quita que es meramente mi impresión. Nada más.

Anonymous said...

A todo le podemos sacar lectura política, sexual o social. Pero reconocer que nuestra imaginacion nunca llegara a la de genios como Frank Miller, es acercarnos más a entenderles y respetarles.

Grupo Belerofonte said...

Que conste que ni siquiera me meto con una posible lectura política en 300, la novela gráfica, sino que sobretodo analizo el film.

Ahora, no veo que tiene tanto que ver la imaginación con el analisis de la obra. Yo puedo aceptar que mi imaginación no es, ni será, la del señor Frank Miller. Pero ¿que tiene eso que ver conque pueda decir que algunas de sus obras son mejores que otras? ¿O tengo prohibido decir por ejemplo que Dark Knight 2 es malisima y que se nota que ahi por la plata baila el mono, sin importar la imaginación que el mono tenga?

Anonymous said...

Leónidas deja bién claro que él moriría por cualquiera de sus hombres. Eso no lo hará jamás ningún rey ni ningún político. Los espartanos defendían la libertad y la razón. Simplemente se defendieron, y nunca fueron los que provocaron la guerra, por lo que los espartanos es como decir Irak u otro país pobre pero valiente. Los persas eran el equivalente de USA, con sus artimañas para vencer a toda costa y con un poderoso ejercito. Los judíos son los que provocan las guerras en todo el mundo, por eso controlan USA y arrasaron Irak. Los judíos y los musulmanes se llevan a matar.

Grupo Belerofonte said...

Hummm. Bueno Don Manson, hay opiniones para todo y todas son validas.