Historietas desde Latinoamérica #24 – Reseña: Far South
Edición original: Far South (Ediciones Puro Comic).
Guión: Rodolfo Santullo.
Dibujo: Leandro Fernández.
Formato: Rústica, 72 páginas.
Un fenómeno común en la actualidad del cómic estadounidense es el de
los autores que deciden dejar (momentánea o definitivamente) los
trabajos de propiedad de las editoriales para enfocarse en los proyectos
propios de los cuales mantendrán los derechos en su posesión.
Esta misma situación es trasladable a los autores latinoamericanos
con similares características, pero no idénticas. Al hecho de trabajar
con propiedades de otros, mayoritariamente de las corporaciones que
manejan a las dos grandes, se le añade el punto de no publicar su obra
en su propio país de origen.
Uno de los representantes de estas situaciones es
Leandro Fernández, quien ha dedicado años de experiencia al trabajo en el exterior (principalmente en los Estados Unidos, en títulos como
The Punisher,
New Mutants o
Northlanders) que ha llegado a Argentina por vía de la importación o como máximo ha visto reediciones locales.
“Después
de muchos años de hacer diferentes historietas, me dieron ganas de
dibujar algo conectado con mi cultura, con lo que me resulta cercano,
algo que pudiesen leer mis vecinos, mis amigos”, contó en una entrevista para
Rosario/12. Con esta motivación, y también con la de hacer un cómic por puro gusto junto a
Rodolfo Santullo, surgió
Far South.
Respecto a este último, quizás ya no necesite presentación al ser un nombre
muy repetido en
esta sección por sus tareas como guionista (en Argentina o en donde
reside, Uruguay) como por su trabajo de editor de Grupo Belerofonte.
Como referencia adicional,
Zitarrosa es una de sus obras que fuera comentada en
Historietas desde Latinoamérica.
Resulta un poco curioso que el cómic de un argentino y un uruguayo,
publicado originalmente en esta zona, tenga un título en inglés. Se
trata de un juego de palabras intencional con el cual se refiere por un
lado al género del
western, que es parte esencial de la
historieta, y por otro al sur desde donde se publica visto desde la
perspectiva de aquel norte que nos legara las historias del Lejano
Oeste.
El título no pretende situarnos en el punto geográfico del lejano sur
extremo que sería la Patagonia; de hecho, no se especifica un sitio
concreto donde se ambienten la historieta y puede ser casi cualquier
punto del amplio terreno rural que se extiende formando las llanuras
pampeanas, abarcando todo Uruguay y el centro-este de la Argentina (o
tal vez más allá, si se quiere), dado que se trata de una porción de
territorio que en gran medida comparte un pasado, una cultura y unas
características geográficas.
El lugar preciso no es relevante, sino que lo importante son las
historias que se desarrollarán en este entorno y forman este libro. El
centro de este microuniverso es
La Pulpería de Montoya;
por si cabe aclararlo, una pulpería es una tienda típica de los
comienzos del siglo XX de esta región, que funcionaba como un punto de
reunión social, cultural. Esta misma función cumple para
Far South, siendo el sitio de encuentro de todos los personajes que circulan por sus historias.
Inicialmente, en la primera mitad podríamos decir, el lector se
encontrará con historietas breves y autoconclusivas, en la que sólo se
repetirán el escenario de la pulpería y quien la atiende, y uno que otro
personaje no muy importante. A lo sumo se encontrarán referencias a la
historia previa, un poco a la manera en que lo hiciera Frank Miller en
Sin City (que también tenía un bar como un punto de encuentro).
No obstante, inadvertidamente
Santullo convierte a
lo previo en capítulos de una historia grande, que concluye en un
episodio más extenso que ocupa la segunda mitad del libro casi completa.
De esta manera, esas primeras historietas breves son en verdad
introducciones al mundo y sus personajes que, mientras cuentan historias
cortas, sentarán las bases para una narración mayor.
Además del sitio de reunión que es La Pulpería de Montoya, los cinco capítulos de
Far South
comparten características en su estructura narrativa y en su costado
gráfico. En cuanto a lo primero, todas ellas empiezan y terminan en el
mismo lugar ya mentado, con una historia ocurriendo entremedio o
narrándose a modo de
flashback, desde la barra o una mesa del
bar. Por lo que respecta a lo visual, la característica saliente es la
utilización de un color para cada capítulo, además del blanco y negro,
el cual varía de un episodio al otro y cumple cierta función en algunos
de ellos, aparte de la de ser un tono de contraste.
Al mencionar este apartado, hay que detenerse en el trabajo de
Fernández,
quien se aleja un poco (pero no tanto) de su manera de dibujar para
Marvel, teniendo más libertad para hacer básicamente lo que quiera. En
ese campo más libre no hay dudas de que se sintió cómodo y lo aprovechó
sin abusarse, priorizando como siempre la narración gráfica. En este
sentido, se nota y para bien la influencia de
Eduardo Risso en
su forma de trabajar las páginas, desde los encuadres que van creando
la escena completa a lo largo de la página, prestando atención a
detalles mínimos de un panel a otro, hasta el uso de los negros con el
recurso del claroscuro. En el mismo plano de la secuencialidad es
sobresaliente la apariencia de movimiento que da a todos sus personajes,
quienes viven desde las páginas tanto por esto como por la expresividad
de sus rostros. Por otra parte, Fernández presenta, a modo de portada
de cada episodio, ilustraciones pintadas dedicadas a uno de sus
protagonistas, las cuales son dignas de encuadrarse.
Se mencionaba a Risso y es preciso dedicar también a él un párrafo ya
que cumple la tarea de editor de este libro, así como también es
cofundador del sello
Puro Comic Ediciones (junto al dueño de la tienda Puro Comic, Daniel Galliano) que previamente contara en su catálogo los títulos
Yo, Vampiro,
Borderline y
Parque Chas.
Todos ellos no sólo son trabajos del propio Risso (unos con Carlos
Trillo, otro con Ricardo Barreiro) sino también fueron reediciones de
publicaciones europeas. De esta manera,
Far South se convirtió en el primer título original del catálogo de Puro Comic, así como el primero en no ser obra de Risso.
Volviendo al propio contenido de este libro, con su combinación de
historias breves que capturan en la lectura y una trama mayor que se va
conformando progresivamente, ofrece una experiencia interesante y
satisfactoria, lo cual es doblemente o triplemente grato por el trabajo
de dibujo ya descripto y el del guión sólido, concreto y coherente.
Una última cualidad destacable de este libro es que al comienzo referíamos a
Far South como un libro de género
western,
pero en verdad no es solamente eso. Se trata en efecto de una historia
que presenta muchas de las características de este registro por el
entorno principalmente rural y el bandolerismo pero también está
compuesto por cualidades propias del policial negro: su ambientación de
la década de 1940; sus personajes grises que no son calificables como
buenos ni malos, representados como ladrones, asesinos y prostitutas con
sus motivaciones defendibles y discutibles; y el mundo en el que viven y
del que son parte, uno corrupto y trágico, en donde todos están
dispuestos a matar, comprarse y venderse. A su vez, estos rasgos están
aderezados por la cultura rioplatense que se aprecia en multitud de
elementos del cómic.
En definitiva, el mundo creado aquí por Santullo y Fernández,
basándose en la cruda realidad, es uno muy atractivo de leer. Funciona
tan bien que no sólo satisface en esta lectura sino que genera deseos de
leer más; aunque el argumento cierra perfectamente en estas páginas,
podrían seguir contándonos otras historias desde y hacia La Pulpería de
Montoya.