De historias y de historietas
De la mano de impulsos personales y los
Fondos Concursables, el cómicuruguayo da pelea. Presente en libros y la
web, por ahora apunta más a relatos de no ficción.
LEONEL GARCÍAdom jun 14 2015
El cómic uruguayo hoy se vende en librerías.
Así lo resume Nicolás Peruzzo, guionista, dibujante, editor de Ninfa
Comics y secretario de la Asociación Uruguaya de Creadores de
Historietas (AUCH). Es un mundo de entre diez y doce publicaciones en
formato libro al año, a través de una decena de editoriales, para un
público local que, agrega, no llega a dos mil personas, "de los cuales a
menos de la mitad le interesa lo nacional". Y si en el resto del
planeta la ficción y la fantasía son lo más asociado a esta narrativa
gráfica, aquí la historia es lo que parece rendir más.
Pero es un mundo que vive y lucha. Si bien no alcanzó
su techo, al menos "ya encontró cierta estabilidad" en su producción,
según piensa Rodolfo Santullo, guionista, director del grupo editorial
Belerefonte y uno de los referentes de la movida. El comienzo de esa
estabilidad lo sitúa en 2005, cuando se crearon los Fondos Concursables
para la Cultura, que financian un más que importante porcentaje de esos
libros. "Sin ellos, las publicaciones serían la mitad". Las otras son
iniciativas privadas, a su costo.
Y si bien la llamada "generación Guambia" (por la
revista de humor) es aún considerada de referencia, sobre todo cuando se
habla de dibujantes como Fermín Hontou (Ombú) o Luis "Tunda" Prada,
Santullo sostiene que también por esa misma época se dio "una sana
profesionalización" del medio. "Me refiero más que nada a un tema de
conducta, de forma de trabajar. Darse cuenta de que lo que yo hago tiene
que ser entendido por cualquier lector; que nadie trabaja solamente
para uno".
Historias.
Pancho el Pit Bull, dibujado por Peruzzo, Vlad Tepes, un vampiro uruguayo guionado por Silvio Galizzi, o Portento,
un superhéroe bien en clave de humor craneado por MaGnUs e ilustrado
por Carla Rodrigues y Pedro Carvalho, son dos ejemplos de la ficción
uruguaya hecha cómic. Además de estar a la venta en librerías, mucho de
este material está disponible en Internet, en portales como marcheuncuadrito.blogspot.com. Es que el cómic uruguayo también está en la red.
"Acá en Uruguay no hay nada ni parecido al aparato de
publicidad que pueden tener Marvel o DC Comics (posiblemente las
editoriales del género más conocidas del mundo). Acá nadie se pone a
hacer cómics para hacerse millonario. Si lo hacés, lo más probable es
que sea porque te gusta y quieras que la mayor cantidad de gente sepa lo
que hacés. Internet permite que la gente sepa que lo que hacés existe. Y
el que quiera tener el libro lo va a comprar", señala precisamente
MaGnUs (Martín Pérez), uno de los editores de Gas Comics.
Pese a la existencia de ficción, los textos y dibujos
basados en la historia predominan en esta nueva etapa del cómic
nacional, sostienen Peruzzo y Santullo. "Acá se arrancó mucho con lo
histórico, todavía no hay un lenguaje propio como con la música",
sostiene el primero. "Acá la historieta histórica tiene muchísima
fuerza", acota el director de Belerefonte. Este último menciona a la
novela gráfica Zitarrosa, escrita por él y dibujada por el
argentino Max Aguirre, que se editó en octubre de 2012 y agotó una
tirada de 1.000 ejemplares, y también las Crónicas del Inxilio,
de Galizzi, que son anécdotas ambientadas en la última dictadura.
También el Ministerio de Defensa realiza unas "historietas históricas
educativas", pensadas sobre todo para el público infantil, guionadas por
el propio Santullo e ilustradas por Alejandro Rodríguez Juele
(presidente de AUCH), "que trata de episodios puntuales, como la Batalla
de las Piedras".
El proyecto Bandas Orientales, que también puede ser
calificado como "historietas históricas educativas", pensado para ser
descargado por las "ceibalitas" y también seleccionado por los Fondos
Concursables, es una buena síntesis de la actualidad del cómic uruguayo.
De hecho, ahí aportan muchos de los guionistas, dibujantes, coloristas y
rotulistas más importantes del país, quienes además tienen sus propias
publicaciones.
Es que el multiempleo es una necesidad. AUCH tiene
unos 65 miembros, de los cuales unos 40 son activos. Santullo estima
que, en sus distintos grados de profesionalismo, hay entre 75 y 100
personas dedicándose al cómic en Uruguay. "Hay un puñado, que serán doce
o a lo sumo quince, en su gran mayoría dibujantes, que viven de esto.
Luego tenés a los polifuncionales como yo, que me dedico a la
historieta, al periodismo y a la narrativa. En eso, el cómic no es
distinto a las otras corrientes artísticas que hay en Uruguay. Y claro,
¡está el que arrancó para los ocho horas y en sus ratos libres hace un
par de dibujos!".
Destaques.
Hoy se destacan en el mundo del cómic dibujantes uruguayos como Richard Ortiz (contratado por DC Entertainment para Wonder Woman 77),
Matías Bergara (al que Peruzzo califica como el ilustrador nacional
"con más proyección"; hoy trabajando para las tiras de la serie Sons of Anarchy) o Christian Duce.
En un mundo donde no sobran lugares para formarse
—está la Continental School, el Club del Cómic y el taller de Tunda
Prada—, Duce es autodidacta y comenzó en este mundo cuando rondaba los
20 años (hoy tiene 34). "Lo mío es particular. Yo no leía ni leo comics.
A mí me gustaba el dibujo, el renacimiento y la filosofía. Un día
agarré un par de historietas y me pregunté cómo se hacía. Comencé a
practicar anatomías, me di cuenta de que podía hacerlo y que era una
salida laboral". Vive en Colonia desde hace una década con su esposa y
dos hijos, pero sus inicios fueron en Montevideo. Y no fueron buenos
inicios: "Me basurearon bastante porque era muy gurí. Había gente que me
dijo que me dedicara a otra cosa, que no tenía nivel... Hay mucho ego".
Duce, que es cultor del perfil bajo, no forma parte de AUCH. Dos o tres
años después, el boca a boca cruzó fronteras y dibujos suyos terminaron
en un despacho de DC. Hoy trabaja para las distintas series de Batman.
"Me dediqué a lo mío y cuando quería acordar trabajaba quince horas diarias para llegar a un deadline".
Editoriales como DC tienen un ritmo infernal. A Christian le llega un
guión y él lo debe leer, dibujar y terminar —lápiz y tinta— en el día.
Ha llegado a hacer hasta ocho páginas en tres días. "Lo difícil no es
tanto llegar a esos lugares sino mantenerse. Tienen una dinámica de
trabajo muy exigente. De todas formas, gracias a Internet trabajo desde
casa, estoy con mi familia, me hago un mate...".
"Cada uno tiene su chacrita y es innegable. A cada
uno le gusta trabajar como quiere. Pero también hay muchas
colaboraciones por afinidad personal o profesional", dice MaGnUs sobre
la unión (o no), más allá de AUCH, de quienes trabajan en esto en el
país. El mundo del cómic uruguayo todavía es muy pequeño; el público es
muy reducido. Esas dimensiones hacen que se mire mucho hacia Argentina
por una simple razón de subsistencia. Pero, al final, esa debilidad
termina siendo una fortaleza: "Como nadie te marca nada, cada uno cuenta
la historia que quiere y como quiere", resume Santullo. Y para aquellos
proyectos que los Fondos no premian, está la autoedición o la web.
EL GUETO DE LOS AMANTES DEL COMIC
Nicolás Peruzzo (35) ha hecho tanto ficción (Ranitas, Pancho el Pit Bull)
como ha realizado trabajos institucionales para la Comisión del
Bicentenario. Todavía lo miran con perplejidad cuando dice que se dedica
al cómic. "No te podés molestar. Yo lo comparo con el gusto por el
tango o los vinilos. En una época las historietas eran masivas. Hoy hay
como un gueto de consumidores".
UN MUNDO DE AUTOEDICIONES
Martín Pérez (35), MaGnUs, es guionista y diseñador
gráfico. También es rotulista. Y sabe bien lo que es sacar a pulmón su
propio trabajo. "Salvo contadas excepciones, salvo algún proyecto
educativo, ninguna editorial te va a decir que está buscando autores.
Todos los cómics que salen acá, en definitiva, son autoediciones.
Entonces, si tenés un cómic y querés sacarlo, vas a tener que moverte
vos solo. Es cierto que están los Fondos, pero si al jurado no lo
convence, no te premia. De todas formas, siempre tenés la posibilidad de
publicarlo en la web".
FIRME EN SU PROPIO ESTILO
Cuando a Christian Duce lo contactaron de DC, lo
primero que le dijeron fue que "siguiera el estilo de un renombrado
dibujante yanqui", al que pide no mencionar. Era una oportunidad
gloriosa y negarse a ese pedido la hubiera complicado; pero él se
plantó. "Les dije que si les gustaba lo mío, bárbaro; si no, muchas
gracias y adiós. Yo tengo mi propio estilo y mi dignidad. Yo no miro el
trabajo de nadie. Como no tengo la influencia de nadie, sigo mi propia
manera de trabajar". Y le fue bien.
Cultor del bajo perfil, Duce está bastante por fuera
de lo que es la movida del cómic nacional. De hecho, dice, el que lo
"redescubrió" en Uruguay fue MaGnUs, quien leyó una entrevista al
surcoreano Jim Lee —historietista de gran prestigio en el mundo— donde
el uruguayo era muy elogiado.
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