Y
me vengo, como ya es costumbre, a Argentina, de la mano de la enésima
publicación aparecida en el segundo semestre de 2016. Hostil y Abyecto
es el único trabajo extenso que le conozco a Fernando Baldó en el rol de
autor integral, y la verdad que es una gratísima sorpresa. Además del
dibujo prolijo, elegante, muy realista y a la vez muy expresivo que uno
espera normalmente en una historieta de Baldó, acá tenemos a un autor en
estado de ebullición, dispuesto a volcar en la página lo más oscuro, lo
más jodido, lo más urgente de su mundo interior.
No quiero contar nada del argumento, pero sí advertir que Hostil y
Abyecto cruza un montón de límites. Es un comic transgresor y
provocativo en un montón de aspectos, revulsivo en otros y hasta
revolucionario, si se quiere. Tiene ese final perfecto, que le canta
"quiero retruco" al final de la etapa de Grant Morrison en Animal Man,
pero hasta que llegás ahí te pega tantos sopapos y tantas patadas en la
entrepierna, que ya creés que estás preparado para cualquier cosa. Hay
que estar muy jugado para animarse a escribir una historia como esta.
Como detalle anecdótico, Baldó usa las caras de un montón de gente del
medio de la historieta argentina para los personajes secundarios e
incidentales. Podríamos estar tres párrafos enumerando a dibujantes,
guionistas y periodistas especializados cuyos rasgos se pueden detectar
entre el elenco de Hostil y Abyecto. A mí me toca aparecer en esa
secuencia del fulbito (páginas 55 a 57), incluso con diálogos en los que
Baldó me hace decir varias boludeces de las que digo habitualmente en
la vida real. Supongo que este, y un montón de otros “chistes internos”,
no le suman absolutamente nada al lector “de a pie” que no conoce a los
“referentes” del ámbito de la historieta, pero a mí me causó mucha
gracia, sobre todo la aparición de Javi Hildebrandt como modelo de ropa
interior.
Si creés que ya leíste todo y que ya nada te puede sorprender, probá con
Hostil y Abyecto. Te vas a encontrar con una historieta de altísimo
impacto, profunda, perturbadora y con grandes chances de generar
adicción, y un deseo irrefrenable de volverla a leer varias veces.
Andrés Accorsi
http://365comicsxyear.blogspot.com.uy/2017/07/otra-noche-de-miercoles.html
7/17/2017
7/14/2017
"Forty Coffins" en Broke Horror Fan
Most adaptations of Bram Stoker’s Dracula gloss over the events aboard the Demeter, the Russian schooner that brings the titular vampire and his coffins full of soil to England. Forty Coffins, a Space Goat Publishing comic book, tells the story of the voyage from the ship crew’s point of view. It’s written by Rodolfo Santullo, as inspired by Stoker’s novel, and illustrated by Jok.
Set in 1889, Forty Coffins begins as the Demeter sails into the bay of Whitby, England. Despite its rapid speed and the stormy weather, the ship manages to traverse the reef and stop safely at the shore. Locals are shocked to discover no crew aboard aside from the deceased captain, who’s tied to the wheel. They find the ship’s log, which tells the bulk of the story - carrying over the epistolary format of Stoker’s influential novel.
The vessel’s nine-man crew are being handsomely compensated to transport boxes of dirt by a mysterious employer, but tensions run high as they believe someone - or something - is on board with them. Crew members begin disappearing one by one while the excursion hits a never-ending barrage of storms, fog, and rough seas. Meanwhile, there are sightings of a disappearing stowaway. Captain Strogoff, the weathered commander of the Demeter, is at a loss.
If the cover of the book didn’t tout Forty Coffins as “Dracula on the high seas!” those unfamiliar with the source material may mistake it for something of a haunted house at sea, as Dracula doesn’t show up in his recognizable form until about three quarters of the way through. That’s not a knock on the comic; this horror story is most effective by keeping the boogeyman in the shadows.
Perhaps I’m projecting my own tastes onto the material, but Forty Coffins brought to mind two of John Carpenter’s classic films. The all-male crew, isolated and increasingly paranoid about a monster, is reminiscent of The Thing. And it’s impossible not to be reminded of The Fog when seeing Jok’s eerie illustrations of the large ship enshrouded in a green-tinted mist.
Forty Coffins is a “one and done” one-shot comic, wrapped up in 56 pages (including several pages with early sketches and more). While I enjoy the self-contained nature of the story, I would love to see Santullo and Jok tackle more of Stoker’s Dracula. Santullo offers a fresh take on the familiar material while remaining respectful to its roots, and Jok brings the Gothic atmosphere to life with his artwork.
Alex DiVincenzo
Forty Coffins is available now via Space Goat Publishing.
7/13/2017
"Viejos Canallas" en 365 Cómics por Año
En estos días de invierno en los que hizo calor, aproveché para avanzar un poquito con las lecturas.
Loco Rabia recuperó en 2016 un clásico de Carlos Trillo y Cacho Mandrafina gestado a fines de los ´90 y que nunca se había editado en el país. Viejos Canallas es una especie de secuela de Spaghetti Brothers (o Fratelli Centobucchi, como se la conoce en algunos mercados), que se entiende perfectamente sin haber leído esa extensa serie realizada para los semanarios de la ex-Eura entre 1993 y 1997. Obviamente si leíste todo Spaghetti Brothers pescás un montón de referencias que hace Trillo en esta obra, pero al mismo tiempo, algunas de las cosas que vemos acá pueden parecerte redundantes. O sea que no sé si es mejor o peor haber leído Spaghetti Brothers.
Viejos Canallas, ambientada 25 ó 30 años después de la serie original, es una gran historia en sí misma. No sólo un cierre perfecto para la saga de estos cinco hermanos con muchos guiños a la etapa anterior. El personaje de James es el menos atractivo, y Trillo lo usa para guiar al lector por el mundo tragicómico de la familia Centobucchi, donde lo que sobra son los personajes fascinantes. Incluso con un personaje menos que en Spaghetti Brothers (porque Frank está muerto), la trama familiar que urde Trillo te atrapa desde el principio y te mantiene entusiasmado hasta el final gracias a un amplio arsenal de recursos y golpes de efecto entre los cuales destaco uno: la crueldad. Esta es una obra del Trillo jodido, el Trillo mala leche, políticamente incorrecto, capaz de regodearse en la peor mierda. El personaje de Amerigo Centobucchi (lejos, el más importante, pese a que no llega vivo al final) es el clásico personaje de este Trillo maligno: violento, depravado, sórdido, perverso, 100% irredimible ni siquiera cuando los años lo reducen a ser un viejito hecho mierda. Y el manejo apabullante del humor negro que despliega Trillo logra que las atrocidades que hace Amerigo nos causen gracia, mucha gracia, lo cual es un montón.
Hay muchísimos más logros en los guiones de Viejos Canallas, pero me quiero concentrar en el dibujo de Mandrafina, rarísimo para una obra que se publicó por primera vez en Francia. Pocos fondos, muchos primeros planos, mayoría de páginas de seis cuadros… todo muy bien dibujado, pero a años luz de lo que compran habitualmente los editores franceses. Y en los flashbacks, Cacho se va a la mierda, mal. Ahí cambia el claroscuro y la mancha por un trazo más fino, más complejo, muy basado en unas tramas exquisitas, dignas del mejor Enrique Breccia. Los guiones lo obligan a saltar todo el tiempo entre la década del ´30 y fines de los ´50 y Cacho salta sin problemas, siempre con un manejo impecable de la documentación. Un trabajo hermoso de este virtuoso del Noveno Arte.
Andrés Accorsi
http://365comicsxyear.blogspot.com.uy/2017/06/lecturas-de-invierno-con-calor.html
Loco Rabia recuperó en 2016 un clásico de Carlos Trillo y Cacho Mandrafina gestado a fines de los ´90 y que nunca se había editado en el país. Viejos Canallas es una especie de secuela de Spaghetti Brothers (o Fratelli Centobucchi, como se la conoce en algunos mercados), que se entiende perfectamente sin haber leído esa extensa serie realizada para los semanarios de la ex-Eura entre 1993 y 1997. Obviamente si leíste todo Spaghetti Brothers pescás un montón de referencias que hace Trillo en esta obra, pero al mismo tiempo, algunas de las cosas que vemos acá pueden parecerte redundantes. O sea que no sé si es mejor o peor haber leído Spaghetti Brothers.
Viejos Canallas, ambientada 25 ó 30 años después de la serie original, es una gran historia en sí misma. No sólo un cierre perfecto para la saga de estos cinco hermanos con muchos guiños a la etapa anterior. El personaje de James es el menos atractivo, y Trillo lo usa para guiar al lector por el mundo tragicómico de la familia Centobucchi, donde lo que sobra son los personajes fascinantes. Incluso con un personaje menos que en Spaghetti Brothers (porque Frank está muerto), la trama familiar que urde Trillo te atrapa desde el principio y te mantiene entusiasmado hasta el final gracias a un amplio arsenal de recursos y golpes de efecto entre los cuales destaco uno: la crueldad. Esta es una obra del Trillo jodido, el Trillo mala leche, políticamente incorrecto, capaz de regodearse en la peor mierda. El personaje de Amerigo Centobucchi (lejos, el más importante, pese a que no llega vivo al final) es el clásico personaje de este Trillo maligno: violento, depravado, sórdido, perverso, 100% irredimible ni siquiera cuando los años lo reducen a ser un viejito hecho mierda. Y el manejo apabullante del humor negro que despliega Trillo logra que las atrocidades que hace Amerigo nos causen gracia, mucha gracia, lo cual es un montón.
Hay muchísimos más logros en los guiones de Viejos Canallas, pero me quiero concentrar en el dibujo de Mandrafina, rarísimo para una obra que se publicó por primera vez en Francia. Pocos fondos, muchos primeros planos, mayoría de páginas de seis cuadros… todo muy bien dibujado, pero a años luz de lo que compran habitualmente los editores franceses. Y en los flashbacks, Cacho se va a la mierda, mal. Ahí cambia el claroscuro y la mancha por un trazo más fino, más complejo, muy basado en unas tramas exquisitas, dignas del mejor Enrique Breccia. Los guiones lo obligan a saltar todo el tiempo entre la década del ´30 y fines de los ´50 y Cacho salta sin problemas, siempre con un manejo impecable de la documentación. Un trabajo hermoso de este virtuoso del Noveno Arte.
Andrés Accorsi
http://365comicsxyear.blogspot.com.uy/2017/06/lecturas-de-invierno-con-calor.html
7/12/2017
"Liga del Mal" en Tierra de Sueños y Pesadillas
Comics: Liga del Mal Volumen Volumen 1 al 3
Dibujo: Liga del Mal
Editorial: Llanto de Mudo (tomos 1 y 2), LocoRabia-Grupo Belerofonte (tomo 3)
La Liga del Mal es un grupo de seis artistas todo terreno
(Gerardo Baró, Tony Ganem, Ricardo “Lamonicana”, Patricio Plaza, Diego Simone y
Pablo Tambuscio) que en el 2012 se juntaron en un chat de Facebook a boludear
entre amigos y de repente estaban produciendo historietas, una página
por semana cada uno, con temáticas e historias independientes de lo
que hacían los demás. Cada vez que se completaba un ciclo de historias se
recopilaba en libros, primero por la añorada Llanto de Mudo y este año, el tercer
y último ciclo, por LocoRabia junto con el grupo Belerofonte.
Una aclaración importante es que si esta reseña cumple un poquito su objetivo quién la lea saldrá corriendo como loco a buscar los tres tomos y se encontrará con que el primero esta agotado mal. Tranqui, no es necesario para leer los dos siguientes y esta todo online en el Facebook del grupo.
Una aclaración importante es que si esta reseña cumple un poquito su objetivo quién la lea saldrá corriendo como loco a buscar los tres tomos y se encontrará con que el primero esta agotado mal. Tranqui, no es necesario para leer los dos siguientes y esta todo online en el Facebook del grupo.
Arrancó con Tony Ganem (colaborando con Manu Perotti en
guión) que es el único que rompe el molde: sus tres historias se entienden perfecto por si solas
pero tienen los mismos protagonistas y mundo, lo que le da cierta continuidad.
Es una minisaga que se toma en solfa todos y cada uno de los clichés del género
de espada y brujería: el aventurero, la aldea azotada por un monstruo, las
tabernas, los dragones, todo pasado por un tamiz de burla que ya arranca con el
protagonista, un pequeño pollo. ¿Sera un guiño a la saga de ‘La Mazmorra’ de Joann
Sfar? Ni idea pero es muy divertido y muy bien dibujado, sobre todo el capitulo del tomo
2 donde Ganem usa dibujo y color tradicional en vez de digital.
Otro que cambia un montón su estilo de dibujo, cada vez a
una línea más depurada, es Diego Simone. Su primera historia, ‘El horror sin
nombre’, es paranoica, zarpada en gore, graciosa y ambigua en la
interpretación, ¿esta pirado Fermín, el niño matador de demonios disfrazados, o
no?
La segunda historia de Simone también se aproxima a una
variante del terror más o menos conocida, la del grupo familiar retorcido,
morboso y lleno de secretos y el misterioso extraño que llega para complicar u
arreglar los quilombos. El protagonista, apodado “el Muerto”, es casi un Dyango
de lo sobrenatural, incluso arrastrando un ataúd por todas partes. No está mal
pero tampoco tiene algo que me volara la cabeza, se me hizo un poco intrascendente.
Sin duda la joya del diamante de Simone es justamente ‘Las
perras diamantes’, una de ciencia ficción muy ciberpunk, muy psicodélica,
sarpada en sexo y con una narrativa y puesta en pagina alucinantes. Si ‘Guro’
(la obra de Simone editada por Szama Ediciones) es la mitad de buena seguro es increíble.
‘Rey del terror’ de Gerardo Baró es un hermoso homenaje a 'Ultraman',
'Godzilla', 'Power Rangers' y cualquier otra bomba mental que nos tiraran los
japoneses en nuestra infancia. El dibujo es limpio, caricaturesco y
espectacular. La vuelta de tuerca al final que además explica todo es genial.
Para el segundo libro Baró en vez de tocar un solo género
hace un mix, una trama similar a la historia de Orfeo (el músico que
baja al inframundo buscando a su amada, sino lo conocen hay que leer ‘Sandman’, carancho) pero
contada en clave de Western mexicano. Cuando la leí la disfrute mucho, cuando entendí
a que referenciaba más aún.
La ultima parte de Baró, ‘Rey de la ruta’, es la dibujada en
estilo más cartoon, bastante reminiscente de Kyle Baker, y con mucho humor (el
uruguayo es glorioso). Tiene emoción, acción, todo. Baró es uno de los artistas
que pega tres gemas de corrido.
Lamonicana arranca con ‘2 Deaths’, una historia llena de
referencias: el protagonista es un pseudo Spirit de Will Eisner pero más
pasado
de rosca, hay una reflexión sobre la evolución del comic mainstream
yanqui y el villano es Jorge Porcel, así de una, nuff said. Los detalles
son geniales; por ejemplo, que varias onomatopeyas son los apellidos de
los otros dibujantes
de la Liga (hay varios guiños cruzados a
lo largo de los tres libros)
La segunda trama “lamonicana”, ‘Dios Devorador’ me hizo reír
un poco pero no me pareció gran cosa.
Al igual que Simone es en la tercera oportunidad donde pone todo y gana como un campeón: ‘Video-home, pesadilla analógica’ es ganchera, creíble, inquietante y es imposible que no guste si alguna vez alquilaron un película en un videoclub. Netflix, shame on you.
Al igual que Simone es en la tercera oportunidad donde pone todo y gana como un campeón: ‘Video-home, pesadilla analógica’ es ganchera, creíble, inquietante y es imposible que no guste si alguna vez alquilaron un película en un videoclub. Netflix, shame on you.
Pablo Tambuscio es otro que hace tres tiros perfectos: ‘Taipei’,
‘Marina’ y sobre todo la brillante ‘Post Mortem’ son tres tramas
escalofriantes, con personajes muy queribles, muy bien caracterizados y
por lo tanto que generan mucha preocupación lo que les pase. El dibujo y
el color es brillante, muy
expresivo y detallista.
Por último me queda Patricio Plaza, cuyas tres historias tienen en común un peso importante de las religiones y sobre todo una evolución fundamental de sus protagonistas. ‘Orgón’ es muy delirante, de ‘Homúnculo’ no terminó de entender la vuelta de tuerca y ‘La logia blanca’ funciona muy bien como metáfora de la aceptación de la identidad sexual. El dibujo en los tomos 1 y 2 me pareció un poco apresurado y descuidado pero en 'La logia....' esta mucho más prolijo y refinado.
Se nota que todos los miembros de la Liga pusieron lo mejor,
metieron todas sus fichas (sobre todo en el tercer tomo) y terminaron
cerrando no una sino tres antologías divertidas, bizarras, muy
espeluznantes por momentos y de un nivel de
calidad altísimo. Sin duda una gran vidriera de autores a tener en
cuenta.
7/11/2017
"El Dormilón" en Solo Tempestad
Reseña #528- Un hombre que duerme
Por Jonás Gómez
En los últimos años hubo un desarrollo
(quizás medido en cantidad de publicaciones, pero de ninguna manera en
calidad) en el campo de la historieta de autor local. Esto es:
personajes e historias propias y desarrollo del tono y del
estilo/identidad. Para mencionar algunos de estos autores, que están
dejando su marca en el género, se podría nombrar a Fernando Calvi, Pedro
Mancini, Lucas Nine y Nicolás Brondo, agitando desde Córdoba. A esta
corriente de buenas nuevas se le suma la edición de El dormilón, con
guión del mexicano Rodolfo Santullo y dibujos de Carlos Aón, argentino.
El libro, coedición entre Grupo Belerefonte (de Uruguay) y Loco Rabia
(de Argentina), compila los capítulos publicados originalmente en el
E-Zine de Loco Rabia. ¿Y qué da como resultado esta cooperación
latinoamericana del bien? Un comic de más de 100 páginas con buen papel y
buena impresión (variables que pueden influir de forma positiva o
negativa en la experiencia de lectura, tanto más cuando se trata de
historietas).
La historia de El Dormilón tiene
distintos elementos. La trama transcurre en una argentina futura,
devastada por la corrosión del planeta. Ahí, un publicista del pasado,
despierta de su cámara de hibernación para encontrarse dentro de un
edificio-fuerte, rodeado por el terreno estéril y asediado por un grupo
de caníbales motociclistas. Buena parte de los capítulos están centrados
en la supervivencia de estos personajes que resisten el día a día en
condiciones más que adversas.
Pero, aunque la historia puede ubicarse
en la categoría de la ciencia ficción, hay otros elementos en juego. Un
porcentaje importante de la trama avanza a partir de un asesinato a
resolver, lo que podría colocar a la historia, también, dentro del
género de misterio (o policial).
A la cuestión dramática del entorno
apocalíptico en el que viven los personajes se le suman pantallazos de
humor (oscurecido por el contexto), pero que sacan algunas risas. En
cuanto al argumento y los diálogos hay consistencia en ese plano. Los
personajes tienen reacciones creíbles, uno podría imaginarse la
existencia de estos hombres y mujeres en un futuro distópico. Con
respecto al dibujo Aón consigue algo que no es simple: transmitir las
reacciones, los cambios de ánimo y sensibilidad de los personajes. Hay
muchas muestras de sutileza en el planteo de las imágenes, en los
cambios de luz en el ambiente, todo en sintonía con la elección de la
paleta de colores (sostenida de principio a fin) que le da a las páginas
una cohesión estética muy agradable a la vista.
El dormilón (2016)
Autores: Rodolfo Santullo (guión) – Carlos Aón (dibujos)
Editorial: Grupo Belerefonte/Loco Rabia
Género: novela gráfica/historieta
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