HISTORIETA › ALEJANDRO FARIAS, UN GUIONISTA FUERA DE NORMA
“Busco caminos alternativos”
Viene de Letras, en la UBA, y la epifanía que le
permitió cuajar su estilo está vinculada al teatro argentino
contemporáneo. Recientemente, Farías publicó ¿Qué he ganado con
quererte?, una historieta dedicada al escritor uruguayo Felisberto
Hernández.
Por Andrés Valenzuela
Es difícil
circunscribir la figura de Alejandro Farías a un movimiento particular
de los últimos años de la historieta argentina. Es cierto que entró a
ella en el movimiento fanzinero de finales de los 90, pero para cuando
llegó el fenómeno se preparaba –sin saberlo aún– para comenzar su etapa
de edición autogestiva. Por edad (cumple 38 a fines de mes), tampoco
cabe en el bloque de los que recién empiezan. Muchos menos por su labor
como editor junto al dibujante nicoleño Marcos Vergara, con quien llevan
adelante LocoRabia, uno de los sellos más sólidos y prolíficos de la
última década, con casi 70 libros publicados. Su formación como
guionista tampoco tiene paralelo con el de muchos de sus colegas. No
estudió con ninguno de los íconos del sector: viene de Letras, de la
UBA, y la epifanía que le permitió cuajar su estilo está vinculada al
teatro argentino contemporáneo. Además, su trabajo diario no tiene que
ver con el dibujo, sino con la ópera, porque es productor en Buenos
Aires Lírica. Recientemente publicó ¿Qué he ganado con quererte?, una
historieta dedicada al escritor uruguayo Felisberto Hernández que le
valió una nominación en la categoría “Mejor guionista” de los Premios
Carlos Trillo, que se entregarán en el festival internacional de
historietas de Rosario Crack Bang Boom.
“Un compañero me había contado la historia de Patria, esta esposa
espía de Hernández y me había quedado pendiente hacer algo, pero no
sabía qué”, recuerda Farías sobre los orígenes del libro. Luego se
cruzaron en su camino obras como Asterios Polyp (de David Mazzucchelli) y
sintió que el rumbo iba por el lado de los juegos narrativos. “Se me
ocurrió esta historia de una inexistente historietista uruguaya
queriendo hacer la vida de Felisberto”. Así, la historia oscila: “Me
gustaba esa contradicción entre la historieta intelectual, comprometida
con la forma y las vanguardias que ella pretendía hacer y cómo termina
subida a la historieta de aventuras cuando descubre lo del espionaje en
la vida de Felisberto”. Luego surgió el apoyo de los Fondos Concursables
del Ministerio de Educación y Cultura uruguayo, a los que podía aplicar
si participaba un dibujante del otro lado del charco, que resultó
Junior Santellán. Investigación, guión, un largo período de dibujo y a
imprenta. A Farías le encanta investigar para sus obras. Y claramente la
literatura le tira de la manga. Pronto publicará La vida está en otro
lado, una historieta con la que ganó un apoyo del Fondo Nacional de las
Artes que novela la relación entre Bioy Casares, Jorge Luis Borges y
Victoria Ocampo.“Ambas son una cruza de ficción y biografía, una cosa que siempre me interesó hacer: ahora está dibujando Daniela Kantor otra que es Mi padre, Marylin y los bastones largos, sobre la lucha homosexual durante la dictadura, que también supuso toda una investigación.”
Pese a su amor por la literatura, Farías se reconoce lector de historietas “de toda la vida”, aunque se volcó a las letras porque no concebía la posibilidad de ser guionista. Cuando se encontró con eso, el shock fue tan fuerte que recién en el último tiempo pudo retomar una novela y un libro de cuentos pendientes. De la literatura, reflexiona, se trajo “cierta manera de narrar”, que al comienzo “tenía mucho texto en off” y que es “ahora más equilibrado”.
Para alcanzar eso, Farías entiende como fundamental la aparición de la colección Teatro en viñetas, que LocoRabia publica con apoyo del Instituto Nacional del Teatro. “Ahí empecé a pensar a los personajes como actores, dejé el vicio de la voz en off y el texto excesivo, comprendí un montón de cosas que quizás ya las sabía desde la teoría, pero me di cuenta que finalmente las había incorporado”, señala. Buena parte de eso se materializó en Silencio, Hospital, una obra prácticamente muda que guionó para el trazo de Víctor Zelaya y que publicó Ediciones Noviembre. “No salió por LocoRabia porque con Marcos tenemos una regla de oro que es que si a alguno de los dos no le gusta algo, no sale, y Marcos tenía algunos peros con esa obra”, cuenta.
Aunque lo tienta publicar sus obras en sellos ajenos, entiende que el camino autogestivo y la búsqueda de obras que no se encuadran en los derroteros habituales de la disciplina lo obliga a buscar sus propias puertas para publicar. “Como veo que en el camino más comiquero, de ciertas revistas y editoriales, no estoy siendo convocado, busco caminos alternativos creándomelos: Teatro en Viñetas, ir a Uruguay a presentar un proyecto, mi el contacto con el CCEBA.”
LocoRabia es el sello local que más atención presta a los apoyos institucionales para publicar. El Centro Cultural de España en Buenos Aires colaboró en la salida de varios libros de su colección. El INT ya sostuvo cuatro volúmenes de Teatro en Viñetas. Y el sello mismo forma parte del colectivo Mojito junto con tres editoriales uruguayas y recurre a la coedición para ampliar su alcance. “El gran objetivo era que funcionara sin espalda económica, porque no la teníamos”, explica. “Los libros tenían que vender o esto se moría: ahí empezamos a desarrollar un equilibrio entre obras más clásicas, más vendibles, como un Quique Alcatena, que más allá de su valor artístico como rescate editorial vende, y primeras obras de otros autores, que quizás nos gustaban mucho pero no vendían tan bien.” Desde Traición, el primer libro, publicado en 2008 hasta hoy ya suman casi 70 títulos y Farías reconoce que “es difícil saber cuándo parar” y si conviene separar algo de plata para ellos mismos en lugar de seguir volcándolo a las imprentas. “(Daniel) Divinsky nos dijo que cuando el libro 1 pague el libro 100, recién ahí podíamos hablar de una editorial, y un poco es verdad, porque la novedad es lo que más vende, pero el catálogo tiene su peso también.” En ese catálogo figuran desde clásicos como Acero líquido (que ya vendió alrededor de 3000 ejemplares) hasta reconocidos autores europeos como Nicolás De Crecy (Super Monsieur Fruit) o el premiado Thomas Ott (con quien ganaron los últimos premios Comicópolis).
Ocho años después de ese primer libro, LocoRabia sigue vivo, la relación con su amigo y socio Marcos Vergara se sostiene y el sello es referencia ineludible del campo. “Cada vez más soy un enamorado de la historieta”, asegura Farías. “Van ocho años, no se genera una ganancia significativa, ¿cuánto tiempo...? Pero uno vive de plata y de cosas aéreas que le hacen bien y cada libro es un problema que me gusta plantearme. No sabría qué hacer si no tuviera esto.”