6/24/2007

Algunos comentarios sobre "Nuggu y los cuatro"



El diablo impone condiciones


ELVIO E. GANDOLFO


LA PRIMERA FRASE, en la primera página, es clara: "El bosque siempre fue siniestro". Por si quedan dudas, el dibujo lo reafirma: entre los árboles, se ven cuatro animales que caminan en dos patas, tienen cuerpo de cuadrúpedos, y rostros casi humanos, pero aplastados y con grandes dentaduras. Pocas veces volverán a aparecer, lateralmente, en la muy poblada fauna de ese bosque donde un padre poderoso deberá luchar contra el aviso de Nuggu, el demonio: en unos años pasará a buscar a su hija.
Este álbum de un guionista y un dibujante argentinos que trabajan desde hace años juntos, tiene muchos puntos de originalidad, dentro y fuera del relato mismo. Su lectura progresiva descubre todo un mundo extraño, donde casi nada se asemeja a la realidad conocida, y mucho en cambio a distintas texturas mitológicas o legendarias: japonesas, fantásticas, puramente imaginadas por los dos autores. El tono es de fábula, hasta de cuento de hadas.
En el período que va desde el anuncio hasta el regreso de Nuggu para recoger su presa femenina, irán pasando el tiempo y las sucesivas capas sorprendentes de la imagen y el relato. Se desplegará el pasaje de la infancia a la madurez de la mujer en disputa, y habrá sobre todo un desfile de humanos y seres etéreos o macabros que tratarán de detener el destino inevitable. Hasta que al fin ese padre recurra a quienes debe, aunque esté distanciado de ellos: los "Cuatro" del título, tres armados caballeros de largas barbas blancas, más un cuarto integrante con cabeza de conejo, una especie de derivación épica (y mística) de la Alicia del País de las Maravillas.
El relato absorbe y recompensa en el progresivo desencadenamiento de las acciones y los cambios de las personalidades de los personajes, en el guión de Eduardo Mazzitelli. El virtuoso dibujo de "Quique" Alcatena opera de un modo semejante: capas sucesivas de fascinación alternan lo extremadamente claro con lo confuso (abundan las capuchas, los seres informes y hasta cómicos), con un equilibrio perfecto entre la extraña atmósfera evocada y la condición de vehículo fluido e ideal para el argumento.
Un punto de originalidad de la edición es externo a la historieta en sí. Se trata de la cuarta publicación del grupo Belerofonte. El sello ha sabido equilibrar a la perfección la obra de sus integrantes, con álbumes de otros autores. Difundió, por ejemplo, dos álbumes con la genial versión de Renzo Vayra de Don Juan el Zorro. Ahora edita aquí, en Uruguay, un álbum que no circuló aún en Argentina, el país de sus dos autores.
Entre los dibujantes de historieta existe una especie de quimera: "el negro pleno". No refiere a la condición étnica de creadores o personajes, sino a la extraña dificultad que suelen tener las imprentas, en las ediciones de los sellos independientes, para mantener una calidad pareja de los fondos completamente negros, sin aflojes de escasez ni empastes de excesos de tinta. Si a eso se agrega la calidad para reproducir fielmente tramas sutiles, follajes minuciosamente expresados, o trajes complejos (especialidades de Alcatena) el placer es total. Esas condiciones gráficas se cumplen en las ediciones de Belerofonte. Es más: envician un poco al lector. A esta altura de la cuidada trayectoria del grupo casi exige más títulos, pronto. Entretanto puede disfrutar de la contundencia expresiva de este álbum. En el prólogo, Silvio Galizzi ubica el relato en el contexto de la "fantasía heroica", describe la trayectoria de sus dos autores, y alude a una de sus fuentes de inspiración: "la sombra de Akira Kurosawa planea sobre todo el desarrollo de la obra".


El Pais Cultural 22/06/07


EL GRUPO BELEROFONTE PRESENTO EL COMIC "NUGGU Y LOS CUATRO" EN SU VERSION ESPAÑOLA


Una epopeya en formato de historieta


* El grupo Belerofonte presentó recientemente en Montevideo el cómic "Nuggu y los cuatro", de los talentosos y renombrados artistas argentinos Enrique Alcatena y Eduardo Mazittelli, en un nuevo esfuerzo editorial en pos de jerarquizar el género de la historieta en nuestro país.


CARLOS ACEVEDO


En su constante esfuerzo por brindar obras de destacada calidad, tanto en materia artística como gráfica, el Grupo Belerofonte publica una fascinante historia, surgida de la fecunda imaginación de dos grandes referentes del cómic internacional como Mazzitelli y Alcatena.
Eduardo Mazztelli es uno de los guionistas más destacados en el universo del cómic, no sólo en Argentina, su país natal, sino también en Europa y otras latitudes. Ha cultivado distintos géneros, destacándose especialmente el policial y el fantástico.
Por su parte, Enrique Alcatena es uno de los más brillantes dibujantes argentinos, dueño de un estilo onírico y surrealista. El talentoso artista ha trabajado no sólo en su país, sino también en Europa y Estados unidos.
Su obra recoge múltiples influencias del género fantástico y las historias épicas de caballería y de hadas, para construir una estética subyugante y personal.
Desde su alianza profesional, a fines de la década del ochenta, los dos autores han brindado al género destacadas obras, caracterizándose ambos por la minuciosidad narrativa y el brillante manejo de los recursos gráficos y literarios.
"Nuggu y los cuatro", obra previamente publicada en Italia que se edita por primera vez en español gracias al Grupo Belerofonte, recoge la mejor y más fecunda tradición de la fantasía épica, en una historia atrapante que nos sumerge en un universo mágico y fascinante.
Según comentó el propio Alcatena durante la conferencia de prensa que brindó en la presentación del libro, se trata de un cuento de hadas clásico, el típico viaje iniciático en el cual el protagonista, en este caso una etérea y frágil princesa, afronta una dura travesía, que le hace sufrir una radical transformación.
Al margen del esquema clásico de la temática, cabe destacar el refinamiento estilístico, tanto de guión como de dibujo.
Dueño de un estilo preciso, certero y particularmente descriptivo, Mazzitelli nos ofrece, una vez más, una narración de gran calidad literaria, con múltiples referencias a los mitos artúricos, la mitología celta y el folclore del lejano Oriente.
Su destacada capacidad descriptiva se mixtura impecablemente con el barroco y minucioso dibujo del maestro Alcatena. Alucinante, con reminiscencias a artistas como Hokusai, Gustavo Doré o Lewis Carrol, el talentoso dibujante argentino crea un mundo bizarramente original, brindándonos imágenes de arrolladora potencia expresiva y refinamiento visual.
Si bien pueden rastrearse numerosas influencias en "Nuggu y los cuatro", Mazzitelli y Alcatena han demostrado, nuevamente, ser capaces de crear una obra absolutamente personal, de ribetes surrealistas y metafísicos, que jerarquiza a un género recurrentemente depreciado como el cómic, principalmente en nuestro país. *


La Republica 29/04/07

Lanzamiento importante de una historieta inédita

Acontecimiento. "Nuggu y los cuatro" sale en Uruguay


Matías Castro


La edición de "Nuggu y los cuatro" es todo un acontecimiento para el mundillo de la historieta rioplatense. Es una de las obras más interesantes del artista Enrique Alcatena y el guionista Eduardo Mazzitelli.
Decir que Enrique Alcatena es un artista no es casual, ya que su trabajo va mucho más allá del de un buen dibujante de historietas.
Primero conviene explicar por qué la prolija edición de este libro es un acontecimiento editorial. El libro se encontraba inédito en español, y había sido publicado originalmente por la Eura Editoriale en Italia. Tanto Mazzitelli como Alcatena trabajan mucho para editoriales europeas, y en la última década ese mercado suele ser el primero que recibe sus codiciados trabajos. De modo que el hecho de que la primera edición oficial en español salga a través de una editorial nacional, Grupo Belerofonte, es más que destacable, ya que además es la primera vez que en Uruguay se imprime una historieta de estos autores.
La tapa tal vez diga poco acerca del poderoso imaginario gráfico desarrollado por Alcatena en las páginas interiores y de la sólida historia-alegoría que plantea Mazzitelli. Ambos han realizado numerosos trabajos en conjunto, de los cuales sobresalen Pesadillas y Metallum Terra, siempre enfocados en temas fantásticos y sumamente imaginativos. La sociedad entre ambos artistas ha dado como resultado una de las obras más personales del mundo de la historieta. Se podrían establecer pocas comparaciones con los seres y paisajes que pueblan las páginas que dibuja Alcatena. Mazzitelli, por su parte, se apoya en las influencias de la literatura folclórica japonesa para elaborar su historia. Las ilustraciones de Alcatena, por su parte, juegan a citar referencias de cierta pintura japonesa referida también a temas folclóricos.
El guión, que trata sobre un padre obsesionado por proteger y retener a su pequeña hija, funciona como una alegoría y puede, como dice el informativo prólogo de Silvio Galizzi, admitir muchas lecturas.
En este sentido se trata de una obra adulta, que cuando redondea su idea (desenlace que no conviene revelar, ya que la historia se apoya en la intriga), exhibe una gran madurez por parte de su guionista. En este sentido se trata del mejor de sus argumentos.
La edición, que corrió por cuenta del editor y guionista Rodolfo Santullo y del diseñador Gabriel Ciccariello, es otro de los puntos altos. Impreso en papel satinado, el librillo que compite dignamente ante publicaciones extranjeras vale los 180 pesos que cuesta. Lo único que se echa de menos es que las páginas hubieran sido más grandes, para poder disfrutar los dibujos de Alcatena, uno de los grandes artistas de la historieta, con mayores dimensiones. De todas formas el formato del libro permite una cómoda lectura de 76 páginas que dejan con ganas de más ediciones de este tipo.


El Pais 19/05/07







ENTREVISTA


Mundos fantásticos en blanco y negro


El argentino Enrique Alcatena ­una autoridad en el mundo de la historieta­ estuvo en Uruguay para presentar su nueva obra, Nuggu y los Cuatro


POR TATIANA MAGARIÑOS


Para quienes conocen del tema, Alcatena es un grande. Es uno de los afortunados argentinos que logró triunfar y vivir de lo que le gusta: la ilustración de historietas. Autodidacta, Enrique Alcatena trabajó el cómic estadounidense de superhéroes (Batman y Superman, entre otros.) de fantasía épica (Conan el bárbaro), y el cómic argentino. Nuggu y los Cuatro, su última obra, realizada junto con el guionista Eduardo Mazzitelli –con quien trabaja hace años–, trata acerca del viaje iniciático emprendido por Firah, la protagonista, para salvar a su pueblo. Guerreros, monjes demonios y fantasmas, forman parte de esta historia, calificada por el guionista uruguayo Silvio Galizzi como “un oscuro cuento de hadas”.



¿Cuándo empezó su pasión por el dibujo de cómics?


– La pasión viene de chico, pero vivo de esto desde que tengo 17 años. Un día descubrís la historieta de tal manera que sabés que te vas a dedicar a esto. El trabajo es particular. No es dibujar cosas sueltas por el valor mismo del dibujo, si no tratar de contar una historia.
En su larga trayectoria le tocó dibujar de todo...– Si. Traté temas históricos, de superhéroes, de ciencia ficción, de fantasías e infantiles. Pero siempre me gustó lo fantástico. Me gusta dibujar sobre leyendas o historias mitológicas.



¿Se siente discípulo de algún artista?


–No, para nada. Pero tengo un cariño especial por Lucho Olivera (el dibujante de Nippur de Lagash). Murió hace poco, y yo lo consideraba mi ídolo. Muchas de las cosas que hoy dibujo las aprendí mirando sus historietas. No porque mi estilo se parezca al de él, pero fue el dibujante que mas me movilizó.



¿Cómo definiría su estilo?


– Es raro. Quizás barroco (se ríe). Muy basado en el contrataste de blanco y negro y trama. El dibujo varía en cuanto a la historia. Me gusta mucho cambiar el estilo de acuerdo a ella. Si la historia se ambienta en el Londres victoriano, por ejemplo, intento que el dibujo remita al trabajo de tinta y pluma de los ilustradores de los periódicos victorianos.



Sus dibujos son siempre en blanco y negro. ¿Por qué?


– Quizá porque al tener menos recursos técnicos tenés que aguzar la imaginación para lograr efectos. Para que un bosque sea un bosque hay que sugerir los tonos sin el color. Por eso nunca me interesó mucho el color, si bien admiro a muchos coloristas. Cuando trabajé con editoriales americanas, donde el trabajo está muy compartimentado, mandaba los dibujos en blanco y negro y luego ellos tenían un colorista, que los pintaba. Yo uso pluma, pincel, tinta china, corrector blanco, birome blanca, y nada más. Es barato.



Y cuando pintaban arriba de su dibujo... ¿Buenos resultados?


– A veces no me quedaba contento, pero bueno, son las consecuencias de trabajar así.



¿Qué intenta transmitir con sus dibujos?


– Y.. uno intenta transmitir el mundo que tiene adentro. Cuando era chico y miraba los trabajos de dibujantes que creaban mundos fantásticos, ellos me estaban comunicando su mundo y a mi me deslumbraban y me abrían la cabeza. Uno trata de maravillar y deleitar a la persona que lo lee. Por eso, quizás, me guste especialmente la fantasía. Con ella creas tu propio mundo, tus vestimentas, tus criaturas, y en cierta forma le abrís la ventana al lector para que comparta lo que vos tenés adentro.



Uno tiende a asociar el cómic con el humor o a cosas de niños. Pero no siempre es así... ¿Por qué se elige la historieta para tratar temas filosóficos o históricos?


–Porque es popular, aunque ahora quizá no lo sea tanto. La historieta te permite combinar palabras e imágenes, y te permite abordar cualquier tema de una manera única.
¿Cómo es el trabajo en dupla con el guionista? – En mi caso me siento muy cómodo. Creo que con Eduardo (Mazzitelli) hemos logrado una comunión. Nos gustan las mismas cosas y de ese intercambio de ideas salen cosas mejores que si las hubieses hecho solo.



¿Qué le aconseja a un novato en esta profesión?


– Disciplina y paciencia. Hay jóvenes talentosos que se quemaron por no tenerlas. Que no se crean genios y menos que menos un genio incomprendido.


El Observador 28/04/07

6/16/2007

Grupo Belerofonte presenta "Nuggu y los cuatro" de Mazzitelli y Alcatena en Buenos Aires





Un demonio, una muchacha condenada y los cuatro guerreros que significan su última esperanza, perdidos en un lugar irreal, poblado por criaturas que desafían la razón.Un mundo sin tiempo ni espacio.

Llega por fin a Argentina "Nuggu y los cuatro" de Enrique Alcatena y Eduardo Mazzitelli. Fantasía heroica de la más pura y dura, "Nuggu y los cuatro", hasta ahora inédita en idioma español, es además un sorprendente viaje por la imaginería visual de Alcatena, apoyado sobre un sólido argumento de Mazzitelli, del que se desprende más de una lectura.
"Nuggu y los cuatro" se presenta el viernes 29 de junio a las 19 hs en LDF Galeria (Perú 711, 1 piso, departamento 2, San Telmo ) con entrada libre.

Se agradece difundir esta información.

Grupo Belerofonte es: Gabriel Ciccariello, Ignacio Calero y Rodolfo Santullo.

Contacto: grupobelerofonte@yahoo.com

6/13/2007

Eran 300 marines




Cómic convertido en cine de propaganda (un analisís bastante tardío de 300)

“Nuestros soldados mueren lejos de casa” dice la mujer “defendiendo la libertad de todos nosotros. Hemos todos de movilizarnos en guerra, para que nuestros ideales de libertad, justicia y razón no sean destruidos”
Estas declaraciones, que bien podrían ser las de la propia Condoleeza Rice alegando frente al Congreso de los EEUU a favor de la guerra en Irak, son, palabra más palabra menos, un parlamento de la Reina Gorgo en “300”. Está película, un relativo reciente estreno en nuestras carteleras, adapta la novela gráfica de Frank Miller (un autor mencionado frecuentemente en estas páginas). La obra narra la batalla que enfrentara a un puñado de soldados espartanos, los 300 del título para ser precisos, contra la aplastante invasión persa liderada por el Rey Jerjes, allá por el 480 A.C.
La adaptación cinematográfica, a cargo del director Zack Snyder, repite la forma de otra adaptación del cómic al cine, también adaptando una obra de Miller: “Sin City” (donde Robert Rodríguez probó que nuestro autor era una opción rentable al celuloide), donde el uso de fondos verdes (en el caso de “300” celestes) permitía armar cada escena replicando prácticamente las viñetas del cómic. Ahora, si bien es mayoritariamente cierto que la novela gráfica está incluida al completo en la película, “300” se permite una serie de agregados que la transforman directamente en un panfleto político (lectura que podía estar, más solapada, en la novela gráfica original). Toda la secuencia protagonizada por Gorgo, agregada en la película ya que en el cómic aparece tan sólo una media docena de viñetas, donde enfrenta a un traidor vendido al poder persa que quiere evitar que Esparta vaya a la guerra (un demócrata, quizás?) está teñida por lo peor de los mensajes pro guerra.

Una rápida lectura del mensaje de la película sería una protesta ante la ineficacia de los políticos que impide el envío de más soldados al frente, donde los que allí caen son tanto héroes como mártires que defienden la libertad. No es casual, que numerosas críticas del filme han coincidido que más que espartanos, sus protagonistas parecen ‘marines’ (el cuerpo de ‘elite’ estadounidense).
Parlamentos como el que abre esta nota cargan todo el transcurrir de la película, por lo que no extraña que Irán (país donde estaría hoy instalado el imperio Persa y un siempre posible próximo objetivo de la administración Bush) la haya interpretado como un ataque directo y hasta “una declaración de guerra”. “El filme saquea el pasado histórico de Irán e insulta a su civilización" afirmó Javad Shamaqdari, consejero cultural del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y agregó "A partir de la Revolución Islámica en Irán, Hollywood y las autoridades culturales norteamericanas iniciaron estudios para ingeniárselas para atacar la cultura iraní y ciertamente, esta película es fruto de tales estudios". En la película, no así en la novela gráfica donde tanto espartanos como persas son presentados de una manera más neutra, se idealiza a los 300, así como se demoniza a los persas, transformando a sus soldados en monstruos (“pareciera que vienen de Mordor en lugar de Persia” afirmó muy acertadamente Gonzalo Curbelo en la crítica a esta película realizada en “La Diaria”) y transformándolos en seres capaces de la peor masacre.
“300” significa el punto más alto alcanzado por esta suerte de invasión de adaptaciones de cómic al cine que, aprovechando paralelismos evidentes en la idealización de los personajes, los usa de bandera propagandística. Es fácil aprovechar al superhéroe, que a los efectos los 300 espartanos de la película no son otra cosa, para simbolizar la lucha por mantener en alto los valores de EEUU. No es extraño, ya que los propios cómics de superhéroes se han hecho eco en la campaña post 11/09 dando pie a patrioteras historietas con casi todos sus personajes (llegando al punto de tener una tapa con El Increíble Hulk, famoso descerebrado, sosteniendo en alto la bandera de los EEUU).
El superhéroe viene como anillo al dedo a la propaganda. Representa en sí mismo un referente ideal en su batalla diaria por mantener el status quo, que culmina con éxito en casi todos los casos. Aprovechar este modelo como ejemplo de victoria es extremadamente sencillo en un mundo de blancos y negros como Hollywood y es una manera fácil de impartir triunfalismo.

Llama la atención además, que la obra adaptada que ha provocado tanto conflicto sea de Frank Miller. Este, uno de los más talentosos y reputados artistas del noveno arte norteamericano, parece empecinado en adoptar actitudes que lo vuelven un blanco perfecto para todo liberal que se precie. Aplaudió públicamente la adaptación de su trabajo, así como lo hizo toda la derecha ultra conservadora norteamericana. Miller es acusado de reaccionario frecuentemente, tanto por sus obras como por sus declaraciones (“Ahora creo que el patriotismo no es un viejo y sentimental engreimiento. Es auto preservación. Creo que el patriotismo es central para la supervivencia de una nación” son tan sólo parte de algunas de sus declaraciones que publicara Brecha el 24/11 de 2006). No hace mucho, previo a esta polémica, ya había sacudido a los musulmanes al declarar que enfrentaría en los cómics a Batman con Al-Qaeda. “Todo lo que hay en mi novela está en la película” declaró Miller en una reciente entrevista sobre “300” “pueden haber algunos sutiles cambios, algunas cosas retiradas y otras añadidas, pero esta película es mi libro, realmente. Son buenos tiempos para contar este tipo de películas porqué en el caso de "300" tienes trescientos soldados contra las hordas del Medio Oeste, de Persia. Solo hay que aplicar las matemáticas: es un cuento atemporal."
Algunas voces procedentes de la producción de la película no han tardado en responder a las airadas protestas iraníes. “Nunca nos reportamos al Irán de hoy o a la Persia de hace 2.500 años”, afirmó el brasileño Rodrigo Santoro quien en la película interpreta (increíblemente metamorfoseado) al Rey Jerjes "“Lo divertido es que, en Estados Unidos, muchos compararon a Jerjes con el presidente George W. Bush” añadió. Y Zack Snyder, su director, declaró “Hemos despreciado los hechos históricos, tal como ocurre en el teatro, en los cómics y en las óperas” y hasta se permitió una velada crítica “Bush es el presidente de Estados Unidos, pero no representa el país, porque muchos no están de acuerdo con él”.
Cabe aclarar, sin embargo, que no toda respuesta proveniente de EEUU ensalzó los posibles logros de “300”. Por ejemplo el New York Times afirmó que es "igual de violenta que Apocalypto (del a su vez polémico Mel Gibson), pero el doble de estúpida". Mientras que del Washington Post opinaron "Decidle a los espartanos que su sacrificio no fue en vano; el largo día del guerrero, bajo la sombra de miles de flechas que caen del cielo, logró proteger el Oeste y garantizar, muchos años después, el derecho de unos idiotas a hacer películas muy malas sobre ello".

Curiosamente “300” no es una mala película (al humilde entender de quien firma), sino más bien todo lo contrario (siempre y cuando uno consiga digerir la propaganda o hacer de cuenta que no está allí). Alcanza niveles épicos en sus batallas, tiene un sólido reparto y entretiene, condición básica del cine de propaganda. Ejemplos como las incontables películas de guerra con John Wayne o el más reciente Rambo de Sylvester Stallone sólo lo confirman.

Por su parte, el cine de propaganda parece ser una condición inherente a todos los imperios. No hay que bucear demasiado en la memoria para recordar a Leni Riefenstahl y su propaganda del nazismo en películas como “Der Sieg des Glaubens” (La Victoria de la Fe de 1933), "Trumph Des Willens" (El Triunfo de una Voluntad de 1935) o “Olimpia: Fest Der Völker” (Olimpíada de 1938) consideradas magníficos ejemplos de cine hoy en día a pesar de aquello que festejan, o películas como “Bronenosets Potyomkin” (El acorazado Potemkin de 1925) y “Oktyabr” (Diez días que sacudieron al mundo de 1928) de Sergei Eisenstein y su clara propaganda del sistema socialista, que a su vez son emblemáticas muestras del séptimo arte.
Cabe preguntarse si expresiones como “300” no significan otra muestra que pasará a la historia, en este caso como propaganda del imperialismo estadounidense o si simplemente será recordada como un muy buen ejemplo de cine de entretenimiento.

Rodolfo Santullo