10/19/2016

"El Color de la Nieve" en Kaboom

Un recorrido por lo mejor del mundo de la historieta, sus películas y sus series.


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Ilustración de portada


Cada vez que me doy con libros de historietas de autores argentinos o latinos contemporáneos  que prometen calidad, dejo de comprar esos cómics comerciales que me encantan y me vuelvo con estas historietas a casa. La triste realidad es que me he decepcionado muchísimas veces y tengo cajas de material mediocre que me niego a cambiar o regalar. Por suerte, eso pasa cada vez menos y últimamente me doy con obras que me encantan y se ganan un lugar importante en mis bibliotecas, por ejemplo Sudestada de Juan Sáenz Valiente o Cena con amigos de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara.  Así comienza a surgir una lista de autores que me gusta seguir y  comprar sus obras. Lamentablemente, el guionista Alejandro Farías no estaba en esta lista, sino en la espera de verlo despegar. Él es uno de esos guionistas contemporáneos que no me llamaban demasiado la atención. Sus obras siempre, sobre todo Mi buenos Aires querido y ¿Qué he ganado con quererte? fueron muy buenas a nivel técnico, pero le faltaba esa pasión necesaria para que su vuelo creativo despegue del todo.

Ya en la portada, El  color de la nieve promete una fábula o por lo menos algo onírico y al hojear el cómic, los dibujos de Tomás Gimberant son una sorpresa. Da gusto descubrir que esta es su primera novela gráfica y ya haya destacado tanto. En pocas viñetas logra sumergirnos en un mundo onírico surrealista, pero con un ritmo pausado en el que las emociones de los personajes se vuelven aún más importantes que el mismo entorno. El problema puede radicar en que sus personajes son animales antropomórficos, en este caso va más allá del recurso estilístico, pero que hace que corra el riesgo de ser catalogado como como autor furry por los mismos furries. En caso de que no sepan lo que son, se trata de un grupo de fetichistas de lo antropomórfico, los peluches y los disfraces basados en sus personajes que son incapaces de autodefinirse (cosa de la que se vanaglorian y se consideran complejos por eso) Aquí el recurso estilístico de los animales antropomórficos le permiten generar climas surreales y darle un toque de fábula onírica a la historia y a su vez, permitirnos apreciar que Gimberant es un dibujante con una muy buena técnica y gran sensibilidad, que va a destacarse aún más en el futuro

En cuanto a la historia, las raíces teatrales de Farías le permitieron partir de una premisa simple, un tortugo viejo quiere llegar hasta donde empieza la nieve para cumplir una promesa. Ya desde las primeras páginas juega con un anillo, lo que nos hace entender bastante su melancolía. Lo que rompe la estética de road movie es lo que va a encontrar en el bosque que debe cruzar: Guerra, sociedades industrializadas deshumanizantes y grupos de rebeldes. Cada una de estas se convierte en un capítulo y en ese sentido, la influencia de Ciudad de Ricardo Barreiro es evidente. Sin embargo aquí la historia fluye con mucha más elegancia y la transición entre capítulos se da con una elegancia notable. Como pueden adivinar, es brillante a nivel técnico, pero su fuerte no está ahí. Está en ese contenido que Farías transmite de manera honesta y en la forma en la que trabajó a los personajes. Con esto hace que cada una de las locaciones por las que pasa el tortugo tengan una identidad propia y transmitan distintos sabores de melancolía. En conjunto, tiene ese vuelto creativo que le faltaba a Farías y a su vez, es una muy buena historia.

Honesta y melancólica, El color de la nieve no es una obra maestra, ni tampoco es brillante. Es simplemente uno de esos cómics hechos con pasión en la que los autores dejan muchísimo en cada página y transporta a esos mundos a los que nos quieren llevar. Tienen que animarse, porque es uno de los mejores cómics de los últimos meses.

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