8/07/2015

"Malandras" en Kaoscrítico

Malandras. Guión: Rodolfo Santullo. Dibujos: Dante Ginevra. Historieteca.



Promedio:
Título: Malandras
Año de edición: 2014
Editorial: Historieteca
Guión: Rodolfo Santullo. Dibujo: Dante Ginevra

"Lo primero que hay mencionar sobre Malandras el excelente trabajo gráfico de Dante Ginevra. No sorprende su calidad, desde hace mucho tiempo viene demostrando por qué es uno de los mejores dibujantes de su generación.(...) Respecto al guión de Santullo, tengo mis encontronazos. Por un lado, si me lo pongo a analizar como algo seriado, publicado en la revista Fierro, cada capítulo que nos brinda Santullo no te llama mucho la atención. Hay algunos mejores, otros peores, pero que no tienen poder de “cuento” por sí solos. No te rompen la quijada de una trompada. Ahora, si lo analizo como el libro que editó Historieteca Editorial, las cosas cambian."
Calificación: 4/5
Iñaki Aragón

"Por la parte del guión, Santullo vuelve a demostrar que es un tipo con muchísimo oficio y muñeca. Como él mismo explica en el epílogo, le tocó lidiar con los vaivenes editoriales de la Fierro, que pretendía una serie de unitarios autoconclusivos y el guionista uruguayo se las ingenió para transformar la serie en una novela capitular. El tema es que se notan bastante los zurcidos, especialmente en la primera parte. Luego se toma más libertades y se la juega por el relato largo y ahí suma puntos rápidamente."
Calificación: 3,5/5
Dr Paloma

*CRÍTICAS COMPLETAS EN LOS COMMENTS*

2 comentarios:

  1.  
    Lo primero que hay mencionar sobre Malandras el excelente trabajo gráfico de Dante Ginevra. No sorprende su calidad, desde hace mucho tiempo viene demostrando por qué es uno de los mejores dibujantes de su generación. Me gustó mucho su capacidad para la sátira de maleantes y héroes, digna de Chester Gould. Personajes como el “Carucha” o el rati asqueroso de Davinsky, fueron los que más disfruté de ver; eso sin mencionar también a todos los demás personajes: desde milicos traidores al General, hasta pianistas de tango de los tugurios más oscuros. Ya con eso te garpa todo el libro.

    El estilo que decidió usar Ginevra es impresionante. Se nota que lo pensó, que lo practicó, que buscó con todas sus fuerzas hacer que ese laburo de claroscuro sea el mejor que hizo hasta ese momento. Se peló el culo y el resultado fue más de lo que cualquiera podría haber esperado y eso es de agradecer. Poder disfrutar de una obra que posea estas cualidades gráficas es lo que nos hace darnos cuenta de que todavía se puede dibujar no bien, si no extraordinariamente bien una historieta. Gracias, Dante.

    Respecto al guión de Santullo, tengo mis encontronazos. Por un lado, si me lo pongo a analizar como algo seriado, publicado en la revista Fierro, cada capítulo que nos brinda Santullo no te llama mucho la atención. Hay algunos mejores, otros peores, pero que no tienen poder de “cuento” por sí solos. No te rompen la quijada de una trompada. Ahora, si lo analizo como el libro que editó Historieteca Editorial, las cosas cambian. Evidentemente el fuerte de Santullo es la novela y su capacidad de hilar personajes y cruzarlos. Cada capítulo es una semilla para la resolución de la historia más grande, la que sucede por arriba de cada capítulo, la que decide el destino final y justifica que hayamos que haber leído algunos capítulos que al principio parecían intrascendentes y sosos. La historia gira en los días previos al bombardeo a la Plaza de Mayo por parte de unos milicos descontentos con las políticas llevadas a cabo por el presidente Perón. Cada uno de los capítulos son las piezas necesarias para desentrañar quiénes lo llevan adelante y proponer una hipótesis sobre cómo es que pudo escapar Perón de semejante ataque.

    En lo macro, el guión de Santullo es impecable; abusa un poco de la “voz en off” pero eso es algo ya muy personal, donde veo que muchos guionistas de historieta se deslucen un poco a causa de una prosa en algunos casos floja o pretenciosa. No digo que sea el caso de Santullo en particular, pero cuando veo guionistas que se sostienen tanto sobre los cuadros de textos, siento que no se tienen confianza, o no se la tienen al dibujante, para narrar más con acción, con el cuerpo de los personajes o el uso de la “cámara”.

    Malandras es una historieta que cuando la leés de un saque se disfruta mucho, podés ver lo que el guionista se propuso a gran escala. Además, los dibujos de Ginevra se zarpan.
    La edición de Historieteca Editorial es muy bonita, muy similar a la de los Autómatas del desierto, así que pulgar arriba.

    Mi calificación: 4/5
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  2.  
    Me engaché con esta serie apenas empezó a salir en la Fierro, más que nada por los dibujos de Ginevra. Con este dibujante me pasa algo extraño, cuando está en su mejor forma (El Asco, las de Zombies que hizo con Saracino), es uno de mis dibujantes nacionales favoritos. Pero en otros libros fluctúa, cambia, nunca se queda quieto y a veces la pega y a veces no. Por suerte en Malandras está en uno de su mejores momentos. Definitivamente es uno de los mejores para diseñar personajes y hacerlos actuar, deformarse y estallar en emociones de todo tipo. Siempre está al borde de la sobreactuación, pero en una obra tan grotesca como esta, uno agradece la caricaturización de los personajes. Funciona perfecto. El único "pero" que puedo ponerle a sus dibujos, es que según el cuadrito cambia el trazo, aveces son sutiles y finos, otras veces gruesos y burdos, como si cambiara de pluma o rotring un poco al azar. Claro que debe ser una elección estética y ante eso no hay mucho que discutirle. En resumen, el laburo gráfico es una de las mejores facetas de esta obra.
    Por la parte del guión, Santullo vuelve a demostrar que es un tipo con muchísimo oficio y muñeca. Como él mismo explica en el epílogo, le tocó lidiar con los vaivenes editoriales de la Fierro, que pretendía una serie de unitarios autoconclusivos y el guionista uruguayo se las ingenió para transformar la serie en una novela capitular. El tema es que se notan bastante los zurcidos, especialmente en la primera parte. Luego se toma más libertades y se la juega por el relato largo y ahí suma puntos rápidamente.
    Tal vez por este nacimiento extraño, Malandras tiene una estructura muy poco usual. Es una especie de comedia de enredos sin comedia. Grotesco sí, pero para nada cómico. Eso sí, hay un tema con las casualidades. La primera, (spoiler alert) cuando el adorable ladrón Calzada cae a afanar justo en la reunión donde se está planificando el bombardeo a la Plaza de Mayo. Vaya y pase, es un evento fundacional. Pero la segunda, cuando Calzada está de nuevo haciendo de las suyas y se cruza con el miliquito fotógrafo en el medio de la calle, justo cuando este último está siendo perseguido por los marinos, es una triple casualidad que hace tambalear al verosímil. Y no es algo menor cuando en este equívoco se basa toda la trama novelesca. Claro que hay algo que los salva del naufragio: el grotesco. Esa misma escena, este mismo guión, con un dibujo y un tono más realista no hubiera salido bien parado. Por suerte, no es el caso, y uno perdona rápidamente las casualidades repetidas y se dispone a ver cómo sigue la cosa. Y sigue muy bien. Santullo salta las vallas que el mismo se pone con gracia y elegancia y encara hacia el final a puro bombazo. Ginevra hace magia con las escenas del bombardeo, y el capítulo final, donde vuelve a aparecer el entrañable Carucha, mete un moño sencillo y coqueto que redondea todo. Muñeca y oficio, señores. Primer párrafo aparte: me molestó un poco la inclusión de la subtrama de Alberto Breccia, por innecesaria. Segundo párrafo aparte: me encantó el capítulo que redime un poco al policía Fulvio Davinsky, que resulta ser más peronista que corrupto. Tercer y último párrafo aparte: Santullo se toma una licencia histórica que a alguno podrá molestarle: en la fecha del bombardeo, 16 de junio de 1955, las fuerzas rebeldes nunca logran entrar a la Casa Rosada, son repelidas y derrotadas. El golpe se lleva a cabo tres meses más tarde. Pero el final necesitaba a Carucha en la Casa Rosada, para que Perón se entere del complot a tiempo y logre huir. A mí no me molestó demasiado, pero a otro por ahí le hace ruido. De última como dijo alguien alguna vez, nunca hay que dejar que la realidad arruine una buena historia.
    En resumen un muy buen libro cuya compra es más que recomendable, de la mano de dos experimentados autores que se compensan muy bien cuando salen en yunta. La edición de Historieteca, impecable como siempre.

    Calificación: 3,5/5
    Dr Paloma
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