HISTORIETA › CHICA ALIEN Y BASURA SON REFLEJOS DE SUS EPOCAS
Formas de ser revolucionario
Las historietas de Nicolás Brondo y de Carlos
Trillo-Juan Giménez no podrían ser más distintas: en la primera, el
mundo está al borde del colapso; en la segunda eso ya sucedió. En ambos
hay alguien tratando de subvertir la situación, pero con métodos muy
diferentes.
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Ya se aludió más arriba a la pata anarquista de Chica Alien. Baste señalar en este punto que la necesidad de romper “con” la sociedad aquí se elabora en un romper “la” sociedad. Y nada de plantear el anarquismo como la etapa última de un proceso político de emancipación social. La protagonista termina los conflictos sociales acabando directamente con la sociedad. El planteo del guión de Trillo es algo más complejo: ante una sociedad brutalmente dividida, se plantea la aparición de focos de conflictos y oportunidades de equilibrar la balanza. El éxito o fracaso de esas reivindicaciones y luchas dependerá tanto de sus líderes como de sus bases, y en última instancia pone en cuestión la peregrina idea de que los pueblos nunca se equivocan en sus elecciones.
Finalmente, hay otro tema en el que ambas novelas gráficas se demuestran hijas de su tiempo. En Basura la belleza de una joven de los descastados la pone en ventaja para acceder al universo de los ricos. También genera las tentaciones de quienes la rodean y no hay ningún planteo contra esto. Las chicas de Brondo le clavan un lápiz de Bart Simpson en el ojo a quien les toquen las tetas sin permiso y hacen con sus cuerpos lo que se les viene en gana (entre ellas, además). Estas diferencias no ponen a una obra por encima de la otra. Más bien, la lectura conjunta permite visibilizar mejor los rasgos de época y de mercado(s) que las atraviesan y las construyen.
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