En estos días de invierno en los que hizo calor, aproveché para avanzar un poquito con las lecturas.
Loco Rabia recuperó en 2016 un clásico de Carlos Trillo y Cacho
Mandrafina gestado a fines de los ´90 y que nunca se había editado en el
país. Viejos Canallas es una especie de secuela de Spaghetti Brothers
(o Fratelli Centobucchi, como se la conoce en algunos mercados), que se
entiende perfectamente sin haber leído esa extensa serie realizada para
los semanarios de la ex-Eura entre 1993 y 1997. Obviamente si leíste
todo Spaghetti Brothers pescás un montón de referencias que hace Trillo
en esta obra, pero al mismo tiempo, algunas de las cosas que vemos acá
pueden parecerte redundantes. O sea que no sé si es mejor o peor haber
leído Spaghetti Brothers.
Viejos Canallas, ambientada 25 ó 30 años después de la serie original,
es una gran historia en sí misma. No sólo un cierre perfecto para la
saga de estos cinco hermanos con muchos guiños a la etapa anterior. El
personaje de James es el menos atractivo, y Trillo lo usa para guiar al
lector por el mundo tragicómico de la familia Centobucchi, donde lo que
sobra son los personajes fascinantes. Incluso con un personaje menos que
en Spaghetti Brothers (porque Frank está muerto), la trama familiar que
urde Trillo te atrapa desde el principio y te mantiene entusiasmado
hasta el final gracias a un amplio arsenal de recursos y golpes de
efecto entre los cuales destaco uno: la crueldad. Esta es una obra del
Trillo jodido, el Trillo mala leche, políticamente incorrecto, capaz de
regodearse en la peor mierda. El personaje de Amerigo Centobucchi
(lejos, el más importante, pese a que no llega vivo al final) es el
clásico personaje de este Trillo maligno: violento, depravado, sórdido,
perverso, 100% irredimible ni siquiera cuando los años lo reducen a ser
un viejito hecho mierda. Y el manejo apabullante del humor negro que
despliega Trillo logra que las atrocidades que hace Amerigo nos causen
gracia, mucha gracia, lo cual es un montón.
Hay muchísimos más logros en los guiones de Viejos Canallas, pero me
quiero concentrar en el dibujo de Mandrafina, rarísimo para una obra que
se publicó por primera vez en Francia. Pocos fondos, muchos primeros
planos, mayoría de páginas de seis cuadros… todo muy bien dibujado, pero
a años luz de lo que compran habitualmente los editores franceses. Y en
los flashbacks, Cacho se va a la mierda, mal. Ahí cambia el claroscuro y
la mancha por un trazo más fino, más complejo, muy basado en unas
tramas exquisitas, dignas del mejor Enrique Breccia. Los guiones lo
obligan a saltar todo el tiempo entre la década del ´30 y fines de los
´50 y Cacho salta sin problemas, siempre con un manejo impecable de la
documentación. Un trabajo hermoso de este virtuoso del Noveno Arte.
Andrés Accorsi
http://365comicsxyear.blogspot.com.uy/2017/06/lecturas-de-invierno-con-calor.html
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