Hoy los argentinos festejamos el Día de la Historieta y, como supongo que casi todos saben, la fecha tiene que ver con la primera aparición de El Eternauta. Bueno, abajo de El Eternauta, en la última página del diario Tiempo
Argentino, sale todos los días esta tira de Diego Agrimbau y Fernando
Baldó que sospecho que mucha gente desconoce porque es un diario que
vende poco y que andá a saber si se consigue fácilmente fuera de Capital
y Gran Buenos Aires.
Lo cierto es que Los Canillitas, leída así, en libro, de a 200 tiras de
un saque, me pareció una maravilla. Una sorpresa gratísima, de verdad.
Yo venía de El Negro Blanco, otra muy buena comedia costumbrista, con
enredos, problemas de polleras, personajes carismáticos y dibujos
realistas de gran nivel. Imaginate mi sonrisa al descubrir que Los
Canillitas está tranquilamente a ese nivel, o incluso mejor.
El dibujo no. Fernando Baldó es un capo, pero García Seijas es un totem.
Igual esto se ve MUY bien. Hay un registro realista, un laburo
increíble en los fondos, excelentes expresiones faciales y un detalle no
menor: las tiras se publicaron originalmente a color, y acá están
reeditadas en blanco y negro. Esto en general se traduce en una
aberración de la naturaleza, un empaste inmundo, un cachivache de grises
que desluce al dibujo donde antes la paleta del colorista lo
apuntalaba. Bueno, acá nada que ver. La traducción a blanco, negro y
grises de Los Canillitas es impecable y el dibujo de Baldó no pierde ni
un gramo de su solvencia ni de su carisma.
El guión de Agrimbau tiene muchísimos hallazgos. Los más conspicuos
están en los diálogos, que son muy, muy reales y a la vez muy cómicos.
La tira le escapa al remate en la última viñeta, pero a veces el remate
aparece y la tira explota en un chispazo de humor sumamente efectivo.
Otra cosa muy notable es la estructura. Estas tiras (cerca de 200) son
una saga, de punta a punta. Un relato con principio, desarrollo y fin
que cierra por todos lados. No sólo la tira podría terminar ahí. También
se podría tomar este libro y convertirlo en un excelente largometraje,
una gran comedia de barrio, al estilo de Esperando la Carroza. Los
personajes están muy bien trabajados y, a diferencia de los de El Negro
Blanco, no pertenecen todos a un mismo entorno (el periodismo), ni
siquiera a una misma clase social. Algunas de las mejores secuencias
surgen cuando Agrimbau plantea el contrapunto entre Colores y Sonia, es
decir, cuando se encuentran el universo de los pibes a la deriva que
fuman faso y toman birra en la plaza con el de la chica que va al
secundario privado, estudia y recibe la contención de sus padres.
Otro obstáculo que Agrimbau gambetea con maradoniana destreza es el tema
de que los protagonistas sean canillitas: si Rodolfo y Chelo se pasaran
200 tiras clavados en el kiosco de diarios, esto sería un bajón. Los
chistes serían ellos dos comentando una noticia del diario, lo cual ya
vimos muchas veces cómo hunde a una tira en la intrascendencia. Por
suerte, los protagonistas extienden su radio de acción por otros lugares
del barrio, otras locaciones, y en ese vagabundear por otros decorados
aparece el elemento más atractivo de Los Canillitas, que es la aventura.
Una aventura lo-fi obviamente, bien chiquita, pero no por eso carente
de emociones.
A veces, la comedia de enredos se alimenta de alguna coincidencia medio
forzada, o del hecho medio inverosímil de que todos los personajes se
conocen, o se van vinculando de un modo u otro. El Colores es hermano de
la China, que es la mina de la que gusta Chelo, que es el socio de
Rodolfo, que es el papá de Sonia, que pega onda con el Colores, y así.
Esto sucede también en todas las comedias diarias de la tele, no es un
problema propio de Agrimbau. Por otro lado, el guionista aprovecha muy
bien otra de las posibilidades del laburo serial y a largo plazo: armar
un personaje ausente, para usarlo cuando haga falta. En este caso, la
mamá de Sonia y ex-esposa de Rodolfo, a la que acá se menciona un par de
veces, pero de la que todavía no sabemos nada. Seguramente cuando
aparezca, el impacto va a ser mayor que si nunca la hubiesen mencionado
antes.
No debe ser fácil crear todos los días una tira en la que no podés
delirar, ni cambiar brutalmente de personajes, ni colgarte a hablar de
lo que pasa en el mundo real, ni jugarle todas las fichas al chiste que
desemboca en la última viñeta. Agrimbau y Baldó lo hacen todos los días y
me parece que, sin darse cuenta, están creando un nuevo clásico de
nuestra centenaria historieta. Los Canillitas puede parecer una tira
medio burda, populachera o tinellista, porque tiene fulbito, tetra brik,
choripanes y minones infernales con esacasísima vestimenta. Pero la
verdad es que no apela en absoluto al mínimo denominador común. Bien
leída, no tiene nada que envidiarle a las grandes tiras de comedia
costumbrista que supo ofrecernos Carlos Trillo en la contratapa del
Clarín. Y eso es mucho decir. Feliz Día de la Historieta para todos!
Andrés Accorsi
http://365comicsxyear.blogspot.com/2012/09/04-09-los-canillitas.html
No comments:
Post a Comment